La situación de las enfermeras sigue peor que en prepandemia cuatro años después de su estallido: nueve de cada diez considera que tienen una carga alta o excesiva y eso les ha afectado psicológicamente, tanto que el 63 % ha pensado abandonar alguna vez y el 36 % no volvería a estudiarlo si pudiera dar marcha atrás.
Son algunos de los resultados del "Estudio sobre el impacto de la presión asistencial en la profesión enfermera" del Consejo General de Enfermería (CGE) realizado con las respuestas de 8.311 trabajadoras entre el 13 de septiembre y el 21 de octubre de este año.
Resultados que "dan pena y rabia" porque demuestran cómo la clase política "se olvidó de la profesión enfermera". "Va a llegar un momento en que la situación va a ser imposible", ha advertido el presidente del CGE, Florentino Pérez Raya, quien ha lamentado que, lejos de haber mejorado respecto a la covid, cuando alcanzó sus peores indicadores, las enfermeras están incluso peor antes de la pandemia.
Un 56,1 % de las encuestadas así lo piensa, mientras que un 35,6 % cree que está igual y solo el 8,2 % opina que su situación ha mejorado, según los datos que ha desgranado Raquel Rodríguez, vicepresidenta del CGE.
De una escala de 0 a 10, la valoración media de volumen de trabajo alcanza 8,62; esta percepción de exceso de trabajo se da en todos los ámbitos, aunque es mayor en el sociosanitario (8,91) y hospitalario (8,81).
Este exceso afecta psicológicamente mucho o bastante al 88,3 % de las enfermeras: la inmensa mayoría (86,1 %) ha sufrido episodios de estrés, dos tercios han tenido ansiedad; el 60 %, insomnio, y el 27,2 % declara haber llegado a desarrollar una depresión, cifras que se mantienen respecto al estudio anterior de 2022.
La situación ha llevado a una de cada cuatro profesionales (23 %) a pedir la baja por algún problema derivado de la carga emocional que les supone el exceso de trabajo, 6,5 puntos porcentuales más que hace dos años, cuando fueron el 16,5 %. Casi dos tercios (63,1 %) ha necesitado incluso ayuda psicológica, aunque solo ha tenido acceso a ella el 37,8 %.
Todo lo cual se traduce en que 6 de cada 10 profesionales (59,3 %) ha pensado en algún momento dejar la profesión, 13,2 puntos porcentuales más que en 2022, cuando fue el 46,5 %, una tendencia "tan grave como insostenible" dado que al sistema le faltan 123.000 enfermeras, según los cálculos del Consejo.
La situación laboral y la falta de reconocimiento hace incluso que un 36,1 % reconsidere su vocación y asegure que no volvería a estudiar Enfermería si pudiera dar marcha atrás, un 7,7 % más que en 2022.
En los próximos 10 años, el 12,2 % de las enfermeras se habrá jubilado, pero un 34,3 % se ha llegado a plantear prejubilarse asumiendo el impacto económico que eso les acarrearía. Este porcentaje se eleva al 42,5 % en el ámbito de las consultas externas y al 41,9 % en las Urgencias extrahospitalarias.
Más allá de la sobrecarga asistencial, la encuesta ha valorado las condiciones laborales y de la profesión, consiguiendo el apoyo unánime a la demanda del reconocimiento de la categoría A, que un 96,8 % considera muy o bastante importante.
Por último, el desarrollo de las especialidades (2,19), la conciliación de la vida familiar y laboral (2,73) y el reconocimiento del desarrollo profesional (2,92) son los parámetros que peor puntuación consiguen.
Andalucía
Enfermería, peor que en prepandemia: el 63% maneja dejarlo y el 36% no volvería a hacerlo
Resultados que "dan pena y rabia" porque demuestran cómo la clase política "se olvidó de la profesión enfermera"
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