Con este título más de uno pensará que estamos hablando de la célebre churrería de Mengíbar que se ubica junto al apeadero de viajeros de los autobuses que van y vienen de Mengíbar. Y bien que sus churros lo merecen, pero no es el caso.
El programa de mano de la Navidad jaenera trae todo un surtido de propuestas. Pero llama la atención que se repite hasta la saciedad la palabra zambomba como cita en el calendario navideño.
¿Cuántas veces? 22, 22, 22, 22, 22, como cantaban el dúo Sacapuntas. Sin tener en cuenta las que se organicen por libre, que también las hay o ya incluso las ha habido.
Esto deja una lectura que no es otra que Jaén va a celebrar la Navidad...según Jerez. Porque esto no es de aquí, sino de allí y aunque alguna de esas fiestas que así se anuncian llevan ya varias ediciones a sus espaldas y pueden considerarse pioneras, no es menos cierto que impacta echar un vistazo al PDF -del programa de mano- y vemos que esto no sólo se ha disparado sino que incluso se solapan unas con otras o son simultáneas.
Casi todas impulsadas por nuestras cofradías y hermandades de pasión y gloria. Alguna con carácter benéfico. Otras surgen de la iniciativa privada. Hay tantas como para editar una guía oficial específica o desarrollar una APP para el móvil para echarse a la calle en busca del compás navideño más aflamencado entre las calles y plazas de nuestro Jaén.
Pero este auge espontáneo, que no está mal, viene a sumar otra moda importada a Jaén. Y ya lo apuntaba Rafa Romero en su pregón de San Antón hace ahora casi un año: nuestra semana Santa se sevillaniza, nuestro Carnaval se gaditaniza y ahora nuestra Navidad se celebra de jerezanas maneras. Adoptamos lo foráneo y lo implantamos en detrimento de lo autóctono.