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Andalucía

Mercosur y la Unión Europea: ¿Alianza comercial o frontera de tensión?

Tras 25 años de arduas negociaciones, el 6 de diciembre se alcanzó un histórico acuerdo comercial entre la Unión Europea y los países del Mercosur

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Tras 25 años de arduas negociaciones, el 6 de diciembre se alcanzó un histórico acuerdo comercial entre la Unión Europea y los países del Mercosur: Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay. Este pacto, que busca crear una zona de libre comercio con 780 millones de habitantes, promete abrir un mercado de 280 millones de consumidores latinoamericanos a las empresas europeas. Sin embargo, el consenso político logrado aún debe superar desafíos antes de convertirse en realidad.

El acuerdo tiene el potencial de transformar las dinámicas comerciales entre ambas regiones, facilitando el comercio, reduciendo aranceles y promoviendo la cooperación. Alemania y España, junto con figuras como la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, se han posicionado como principales defensores del pacto. Mientras, Francia y Polonia expresan preocupaciones, especialmente en cuanto a las implicaciones ambientales y la competencia desleal en sectores agrícolas.

Voces en el Parlamento Europeo

La división de opiniones es palpable. Para Gabriel Mato, eurodiputado del Partido Popular, es crucial despejar las dudas sobre el acuerdo y garantizar equidad en la competencia. "Si hubiera algún tipo de perjuicio habría que afrontarlo y compensarlo... evitando la competencia desleal", señaló, destacando la necesidad de medidas como casos de salvaguarda y reciprocidad en el uso de fitosanitarios.

En cambio, Mireia Borrás, eurodiputada de Vox, criticó duramente la falta de transparencia del proceso: "El acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur representa un nuevo capítulo de opacidad e imposición burocrática que los europeos simplemente no merecen."

Impacto en el sector agrícola europeo

Uno de los sectores más afectados sería el agrícola, especialmente en países como España, donde la oposición es evidente. Desde Andalucía, región agrícola clave, Miguel López, secretario general de COAG Andalucía, se mostró tajante: "Si queremos cargarnos el tejido productivo en Europa y depender de zonas como Mercosur, el campo se va a quedar con muy poquitas opciones".

Por su parte, Francisco Moreno, vicesecretario general de UPA Andalucía, calificó el acuerdo como "absolutamente perjudicial". Moreno explicó que permitirá la entrada de productos que no cumplen con los estándares europeos, afectando sectores como la carne, aves, miel y maíz. "Es un acuerdo muy dañino, especialmente para las pequeñas explotaciones familiares, y pone en riesgo la incorporación de jóvenes al sector agrario", advirtió.

El camino por delante

Aunque se logró un acuerdo político, el pacto enfrenta múltiples obstáculos para su ratificación. Requiere la aprobación del Consejo Europeo, el Parlamento Europeo y los parlamentos nacionales, lo que podría demorar su implementación. Además, las medidas del acuerdo se aplicarán gradualmente, permitiendo ajustes.

Según datos de la Comisión Europea, la Unión exporta anualmente bienes al Mercosur por más de 40.000 millones de euros, mientras importa productos agrícolas, principalmente soja y carne. El acuerdo, por tanto, representa una oportunidad para ampliar estos flujos comerciales, pero también acrecienta la preocupación por el impacto ambiental y social.

Un futuro comercial en tensión

El pacto entre Mercosur y la Unión Europea simboliza las complejidades del comercio global en el siglo XXI. Si bien promete crecimiento económico, enfrenta resistencias en áreas sensibles como la agricultura y la sostenibilidad. Para los defensores, es un paso hacia una mayor integración comercial; para los agricultores, una amenaza a la producción local y los estándares europeos.

El acuerdo todavía necesita superar varios pasos antes de entrar en vigor. Se necesita la aprobación del Consejo Europeo y el Parlamento Europeo, donde la postura de los eurodiputados será clave. También el acuerdo debe ser revisado y ratificado por los Parlamentos Nacionales y Europeos, lo que podría enfrentar resistencias y requerir ajustes legislativos. Una vez ratificadas, las medidas del acuerdo se implementarán gradualmente.

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