¿Qué se le pide a Sus Majestades los Reyes de Oriente? Seguramente en tu casa te enseñaron que lo primero es la salud, y no es ninguna tontería. Es así, es realmente lo que debe permanecer siempre en la lista de deseos de los que sueñan despiertos. He podido comprobar que cuando te falta la salud, todo lo demás carece de sentido, pues a principios de año hemos despedido en la familia a una de nuestras estrellas que ya iluminan el firmamento.
Mientras ocurría eso, quien escribe estas líneas estaba pendiente a los cambios de día u horarios en la cabalgata de Reyes, epílogo de un trabajo de meses que trasciende más allá de la noche del 5 de enero, o 4 de enero si nos ceñimos a esta anómala edición por mor de las predicciones meteorológicas. Desde que fueron nombrados los representantes de los que un día llegaron al Portal de Belén para ofrendar al Niño de Dios oro, incienso y mirra, han pasado cuatro meses y desde el primer día están trabajando para que todo sea mágico y, sobre todo, servir de aliento en forma de juguetes o ayuda económica a los que más lo necesitan.
Este año, Jesús Méndez, María Jesús Palacios y Rober Pazo, han sido los elegidos por el Ayuntamiento de la ciudad para encarnar a los magos de Oriente, un honor del que solo pueden presumir 300 personas en los últimos cien años (incluso algunos menos ya que el año de la pandemia no se nombraron nuevos representantes). Han luchado junto a la Asociación Reyes Magos para que, a través del área de Servicios Sociales, más de 700 niños y niñas hayan recibido varios juguetes en vez de ninguno, además de donar, una vez que ha terminado todo, unas decenas de miles de euros a obra social (comedores sociales, organizaciones que luchan contra enfermedades que están al orden del día…). Más de 20 mil kilos de caramelos se han repartido por las calles de Jerez, además de pelotas y peluches a puñados. Todo ello gracias a unos implicadísimos cortejos de pajes que no han abandonado nunca la fila y se han esforzado a la par que los propios jefes.
Pues es curioso que antes, durante y después, las redes sociales vuelvan a arder con las opiniones que vierten y que merecen todo el respeto, por el hecho de que todos tenemos ese derecho. El hecho de cambiar de día la salida de la cabalgata ha suscitado un debate de mil pares de angelitos (por no decir demonios en estos tiempos navideños). Lo que más curiosidad me ha causado es saber que la ilusión de los niños haya podido verse resquebrajada por ese cambio, cuando el día antes, o sea el 3 de enero, cientos de niños y niñas con sus protectores padres han estado disfrutando de la presencia de Sus Majestades en barrios, barriadas, colegios o centros comerciales. No justifico el cambio en el calendario, más allá de entender que se hace para que esos niños y niñas disfruten de una cabalgata tranquila y plena.
Por otro lado, entiendo que es una tradición lo de coger caramelos o balones, pero, ¿no deberíamos hacerles entender a los más pequeños que el mejor regalo (además de la salud) es tener a pocos metros a Melchor, Gaspar y Baltasar? “¡Solo hacía saludar!”, critican algunos. ¿Y os parece poco? Incluso de mayor, prefiero no perderme el momento de mirar al Rey que pasa en vez de agacharme por caramelos y pedirle mis deseos. Esa es la pedagogía que entiendo habría que hacer. Da pena, verdaderamente, leer algunos comentarios en redes y comprobar una vez más el alto grado de crispación y voluntad de crítica de la sociedad actual. Al final, recurriendo a Bécquer, se me ocurre preguntar: ¿Qué es la magia? ¿Y tú me lo preguntas? Magia... eres tú.
La magia, la ilusión, el brillo en la mirada está en uno mismo, y eso transmitimos, independientemente de las pelotas o caramelos que te lleves para casa y de otras tantas salvedades que son susceptibles de mejora pero que no han de oscurecer ese sentimiento de inocencia que ha de primar en el día más especial del año, aunque haya sido un día antes de lo previsto.
