El hasta ahora líder del PSOE (A), Juan Espadas, ha recordado durante su comparecencia ante los medios para anunciar su renuncia a la reelección como secretario regional de los socialistas andaluces que de no haber sido llamado por Pedro Sánchez para desbancar a Susana Díaz, hubiera continuado como alcalde de Sevilla porque la Alcaldía de su ciudad natal era su proyecto político personal, el cual dejó a medias en diciembre de 2021, tras seis años en el cargo. ¿Podría Espadas ser de nuevo el candidato socialista en las elecciones municipales de la primavera de 2027, dentro de dos años y medio? En política nada es descartable, como se ha visto con Trump, que ha vuelto a la Casa Blanca al cabo de cuatro años. De hecho, el PP intentó que la exalcaldesa Soledad Becerril fuera otra vez su cabeza de lista bastante tiempo después de dejar la vara de mando en las Casas Consistoriales.
Espadas ha declarado en la rueda de prensa del anuncio de su renuncia a la reelección para dejar paso (a María Jesus Montero, sin nombrarla) que "no me voy a ninguna parte", sino que pasa "el testigo a quien pronto dará el paso", y que se pone "a disposición de un proyecto colectivo aún mejor del que hasta aquí hemos sido capaces de construir", porque confía "en quien lo va a liderar", una persona que «sabe que estaré siempre para lo que haga falta", ha añadido.
A preguntas de los periodistas sobre si dejará su escaño en el Parlamento andaluz, donde preside el Grupo Socialista, Juan Espadas ha respondido que próximamente contará sus "planes a corto o medio plazo", pero ha pedido "respetar los tiempos".
Ha querido dejar claro que su "responsabilidad como secretario general" del PSOE-A va a ser "llevar a este partido hasta el congreso o, como dicen los Estatutos, hasta que, celebrado el proceso de primarias, haya una persona que asuma esa responsabilidad como secretario o secretaria general".
Ahora bien, Espadas ha recordado que la Alcaldía de Sevilla era su proyecto político personal y que hubiera continuado en la misma -renunció a mitad de su segundo mandato- pero que se presentó a las primarias del año 2021 para ser el candidato del PSOE-A a la Junta "siendo alcalde de Sevilla, por responsabilidad con la situación que atravesaba mi partido en ese momento, y con muchos objetivos a cumplir", entre los que ha destacado el de "frenar la pérdida del espacio político electoral" que "sufría ya desde algunos años" antes.
Ha lamentado que no había podido cumplir ese propósito al recordar la derrota electoral de los comicios autonómicos de junio de 2022, en los que el PP-A liderado por Juanma Moreno ganó con mayoría absoluta.
EL FUTURO
¿Podría encaminarse el futuro político de Espadas de nuevo a la Alcaldía de Sevilla como candidato del PSOE en las elecciones municipales de mayo de 2027, dentro de dos años y medio? Sus recordatorios de que fue forzado a dejarla a mitad de su segundo mandato contra sus deseos pese a constituir su proyecto político personal y que se sacrificó por el Partido Socialista dejan entrever que, salvo un destino superior como ministro del Gobierno de España -sonó para la cartera de Medio Ambiente-, no le haría ascos a aspirar de nuevo al bastón de mando en la Plaza Nueva.
De hecho, la primera inmolación de Espadas por causa de su partido fue su candidatura a la Alcaldía en 2011, en sustitución de Monteseirín, sabiendo, como todo el mundo, que iba hacia una derrota segura tras los escándalos y despilfarros de aquél en su última etapa. Zoido le arrolló, como cabeza de lista del PP, con una victoria histórica y una mayoría absolutísima de veinte concejales frente a los exiguos once del PSOE y con 66.872 votos de diferencia.
Cuando todo hacía pensar que Espadas se pasaría muchos años en la bancada de la Oposición, al cabo de tan sólo un cuatrienio, y contra pronóstico, recuperó la Alcaldía para el PSOE tras quedar a 3.020 sufragios de Zoido en los siguientes comicios y hacer valer el pacto de izquierdas frente a un PP que dilapidó ocho concejales por el camino. Con una imagen de moderación y capacidad de atracción del voto moderado de centro-derecha, sin aristas personales, Espadas revalidó la Alcaldía en 2019 con solvencia frente a un PP en caída en barrena, que se quedó en ocho ediles (en el curso de ocho años perdió doce).
El resto de la historia la ha recordado ahora el propio Espadas. A mitad de su segundo mandato Pedro Sánchez le impuso la misión de acabar con Susana Díaz como líder del partido en Andalucía, aunque ello le supusiera dejar la Alcaldía en manos de su lugarteniente y delegado de Urbanismo, Antonio Muñoz, el cual no supo conservarla frente al PP de José Luis Sanz en las elecciones municipales de 2023. Una derrota que Muñoz atribuyó no a su gestión ni a la herencia recibida de su jefe político, sino en petit comité a las políticas de Pedro Sánchez, con sus concesiones al independentismo y otras fuerzas situadas más a la izquierda del socialismo. Dicho de otro modo, Muñoz habría sido víctima, en dicha interpretación, del voto de castigo al inquilino de la Moncloa.
José Luis Sanz va camino del ecuador de su mandato y ya se han realizado sondeos que constatan un mantenimiento del ‘statu quo’ actual en el Ayuntamiento de Sevilla. En todo este tiempo Muñoz no ha conseguido erosionar la figura del alcalde ni arañarle votos al PP, ni tampoco crecer por su izquierda. La foto del Ayuntamiento hoy es prácticamente la misma que tras la celebración de las elecciones en mayo de 2023.
Con Muñoz se está repitiendo en la Casa Grande una situación que presenta muchas similitudes con la de Espadas en el escenario de la política regional: el PSOE no consigue despegar y por más que el actual líder de la Oposición a Sanz proclame su confianza en repetir como candidato a la Alcaldía y otros dirigentes de su partido se alineen con él en sus declaraciones públicas, de momento su perfil no da para arrebatarle el cargo al alcalde del PP.
En 2027 Muñoz tendría 68 años; Espadas, 61, y Sanz, 59 años. Espadas, aparte de ser más joven y experimentado, goza de mayor grado de conocimiento público que Muñoz, ha ejercido cargos de mucha mayor responsabilidad política (fue también consejero de la Junta de Andalucía), dejó buen recuerdo como alcalde (la prueba, los votos obtenidos) y siempre podría presentarse no como un candidato que fue derrotado en las urnas (caso de Muñoz), sino como un alcalde que dejó inconclusa su tarea por causas ajenas a su voluntad y que vendría dispuesto a continuarla.
