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Patio de monipodio

Resistiré... un poco tarde

Los focos de protesta aislados son combustible para los fabricantes de este cambio de ciclo al que han llamado crisis

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Ayer, funcionarios municipales a las puertas del Ayuntamiento prometían “resistir”. Anteayer, enseñantes. Con anterioridad fueron otros. Y seguimos. Pero no hay riesgo. El régimen no tiembla por eso. Los focos de protesta aislados son combustible para los fabricantes de este cambio de ciclo al que han llamado crisis. Ahora es obligado acordarse de Martín Niemöller y su rabiosamente actual “Primero vinieron…”. Aquí cada cual se acuerda de la tormenta solamente cuando la lluvia arrastra enseres. Otro alemán merece ser recordado: Bertolt Brecht y su cita a los únicos imprescindibles: aquellos que luchan todos los días.


​Porque ¿dónde estábais cuando llamaban “loco” a quienes avisábamos de esto hace 5, 6, 7 años? Ah, claro, estábais entre los que nos llamaban locos. Sindicatos complacientes hace tan poco tiempo, trabajosamente vueltos frente al poder cuando su poder disminuye, responsables solidarios de la debacle a la que han ayudado por la acción de apoyar una política en la que apoyaban su poderío económico; y por omisión, pues nunca era, para ellos, el momento oportuno aunque azotaran huracanes. Sumisos aceptadores del vaciado de su cartera porque, supuestamente, “las cosas están así”; cómo dos miradores de la situación ajena, mientras fue ajena, sólo preocupados cuando afecta directamente a su bolsillo. Bien lo retrató Niemöller: “ahora, que vienen a por vosotros, no queda quien pueda ayudar(nos)”.


​Aprendan que el mal no se cura con gritos en la calle. Menos aún después de haber desaprovechado oportunidades claras para -por lo menos- minimizar el desastre y sus efectos. Porque el dinero existente es el mismo, ahora y hace seis años. Sólo su ubicación ha cambiado; pero ¿dónde están los euros? Sabíamos que nos haría más pobres, pero pudo más la novedad, la pasión por el cambio. Conocíamos la imposibilidad de mantener unos precios inflados capaces únicamente de llevar riqueza a unos bolsillos a costa de llenar de aire la mayoría, contentada con la resignación. Si alguien debe pagarlo son quienes las ponen así: entre otros, brokers sin escrúpulos, agencias de rating con informes interesados, grandes bancos de inversión, como el ¿quebrado? Lehman Brother, escuela de nuestro dadivoso ministro de Economía, o Goldman Sachs, verdadero gobierno cada vez menos en la sombra, que ahora requiere ni 10, ni 15… ¡19.000 millones de euros para la caja de Madrid! Sería más rentable liquidarla… pero ni Córdoba ni Sevilla: es Madrid. A ver si los andaluces entendemos el centralismo real.


​Ahora -ni gritos ni manifestaciones, acostumbrados como están a esperar que al día siguiente pasen sus ecos- ¿cómo hacer sonar el cascabel?-, porque financiar bancos no sostiene la economía, labor de la industria y las transacciones mercantiles. Lo saben. Conocen la imposibilidad de mejorar disminuyendo el poder adquisitivo de la mayoría. Como también saben que empobrecerlos es lo mejor para continuar acaparando el dinero -y el poder- en unas pocas manos; aunque se hunda la industria y se pierda la posibilidad de generar riqueza. Resistir ¿cuánto? La resistencia cae antes que el ataque, si el ataque, como éste, viene con tanta fuerza.

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