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El centauro de Jaén

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Fue en una portátil, allá por julio del 2007, en Mengíbar. Dos amigos míos hacían el paseíllo, Eduardo Ortega y Juan Peco, que lo hacía como sobresaliente. También toreaba la baezana Lola Beltrán, que por entonces tenía cierto ambiente. Otro novillero más y dos rejoneadores completaban el cartel. Los nombres de todos ellos se fueron apagando poco a poco menos el del debutante de aquel día: un jovencísimo rejoneador de Jaén capital, de tan sólo quince años, hijo de un conocido empresario jienense que era todo un apasionado de los toros y los caballos como era Pepe Montes. Así pues, se habrán dado cuenta que les hablo de Álvaro Montes.


   Un año después le anunciaron hasta cuatro tardes seguidas en junio, por la Virgen de la Capilla. Un hecho sin precedentes y que sin duda le sirvió para darse a conocer en su ciudad. De aquellas cuatro actuaciones consecutivas guardo en mi memoria el recuerdo de ver cómo al desplegarse la bandera del rejón, aparecía la bandera de nuestra ciudad, ante la sorpresa de un público que agradeció ese detalle de jaenerismo. En la Feria de San Lucas de aquel año, el 11 de octubre de 1998, tomó la alternativa con un cartel de auténtico lujo: Joao Moura, Hermoso de Mendoza y Paco Ojeda como rejoneador. Discípulo de Javier Buendía, de aquella época muchos recordamos aquel caballo tan importante de su cuadra que fue “Azahareño”.


   El empresario Paco Dorado lo incluyó en el espectáculo de la Ópera Carmen de Salvador Távora y gracias a ello se placeó por toda España, algo que fue fundamental en sus inicios. “El caballero de Carmen” se anunciaba en grandes carteles que jalonaban las calles de Jaén, clavando al violín, y que yo veía a diario en mi ir y venir de Maristas. Jaén, que casi siempre ha estado huérfana de ídolos y referentes encontró en él a un jienense al que admirar. Su popularidad era innegable y su presencia en los carteles de San Lucas, básica, al igual que su participación en el clásico festival contra el cáncer abriendo siempre cartel pasando a ser conocido como “El Centauro de Jaén”.  Se cumplen ahora quince años de su alternativa en el Coso de La Alameda y su nombre no figura en los carteles. En conversaciones de aficionados este tema ha surgido, y se señalaba que la efeméride bien merecía conmemorarse de alguna forma, pero aquello de que uno a veces no es profeta en su tierra se hace cierto.


   Un jienense que sabe lo que es salir a hombros en Las Ventas y que ha paseado el nombre de nuestra ciudad por todo el planeta de los toros, con su mezcla de toreo campero con pinceladas de modernidad, ocupando los primeros puestos del escalafón durante varias temporadas. Algo al alcance de pocos.

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