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Me queda la palabra

Acabar con la Ilusión

Los movimientos ciudadanos, que aparecieron con la crisis, se plantearon como objetivo regenerar la vida política de los españoles y dar la voz al pueblo, que en eso consiste la democracia.

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Que de la época esta tan dramática que estamos padeciendo no vamos a aprender nada es bien sabido. Muy clarificadoras fueron las palabras de Arturo Pérez-Reverte a Jordi Évole en la primera edición de la nueva temporada “Salvados”, cuando anunciaban que la mayor parte de la gente estaba loca por recuperar la vida anterior para seguir haciendo lo mismo que antes. De nada ha servido tanto sufrir, y el que nos queda,  pues aunque los mentirosos de siempre sigan ensuciando la poca dignidad que les queda, todo indica que esta pavorosa  desgracia que es la coyuntura actual va  a continuar e incluso a empeorarse.
Ya dice el refrán que “el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra”.  Los animales, hasta los más simples, cuando son capaces de sobrevivir a una experiencia negativa no repiten, de no ser los pobres desgraciados que por estar bajo la tutela de los humanos, a veces se vuelven tan estúpidos como nosotros.
Si hubo algo que generó ilusión de todo este caos en que nos metieron, fue pensar que las nuevas alternativas ciudadanas iban a crear un nuevo concepto social de participación en nuestra manera de gobernarnos. Los movimientos ciudadanos, que aparecieron con la crisis, se plantearon como objetivo regenerar la vida política de los españoles y dar la voz al pueblo, que en eso consiste la democracia. La izquierda española, consciente de que la experiencia de los gobiernos del PSOE, en lugar de promover una transformación del sistema capitalista, lo único que transformaron fue la ilusión de la gente que les apoyó en decepción y desconfianza, con el convencimiento de que tal y como está el montaje de este tinglado no quedaba más que montar una alternativa distinta, un nuevo planteamiento que partiendo desde las bases orqueste un movimiento que aglutine a todas las fuerzas que estén dispuestas a aplazar sus objetivos en aras de un proceso de confluencia y en el que las exigencias ciudadanas sean punto de partida del programa de mínimos. Si bien algunos intentos en este sentido no han cuajado, parecía que la iniciativa de Convocatoria Cívica, que se suponía contaba con reunir, además de reconocidos personajes y los Movimientos Sociales significados en las últimas luchas contra  la política antisocial del gobierno, a Izquierda Abierta, Frente Cívico, Equo, Iniciativa (Cataluña), Anova (Galicia), Compromís (Valencia), Chunta Aragonesista, Izquierda Anticapitalista, Primavera Andaluza (Andalucía) y algunos más, y se trabajaba porque Izquierda Unida se sumara al proyecto, fuera la opción que sirviera para ilusionar al sufrido electorado.
Pero, desafortunadamente poco dura la alegría en casa del pobre, ha bastado que el PSOE convoque  su Conferencia Política, para que algunos de estos personajes, capitaneados por el Juez Garzón, se arrimen a ofrecerse al partido socialista. Partamos de que la citada conferencia, por mucho que nos quieran vender otra cosa, no es más que un aparente lavado de cara con el fin de recuperar al electorado, al que deben considerar amnésico. Lo que nos quieren vender estos señores de Espacio Abierto no tiene ningún fundamento. Aquí lo único que queda claro es la traición que se ha hecho al resto de los integrantes de Convocatoria Cívica, que esto es un torpedo en la línea de flotación de la última esperanza con visos de asumir el papel integrador esperado y por supuesto la enésima división de las fuerzas progresistas. Aparte de la felonía, este colectivo manifiesta su torpeza por la escasa capacidad de entender lo que demanda la sociedad española. La esperanza de un cambio en este país pasa por volver a ilusionar a la gente que sufre los recortes, que tiene problemas para encontrar un trabajo, que teme porque le desahucien, etc, etc, etc, y nadie, en situación similar, confía en que aquellos que empezaron a plegarse a las exigencias de los poderes fácticos vayan ahora a rescatarnos de los actuales gobernantes. Ambos responden a los mismos amos, y solo con una política que enfrente los dictados de los citados dueños del cotarro, se podrá esperar alguna solución. De la fiabilidad del partido socialista nos queda el ejemplo reciente de la ruptura del pacto con UPyD e IU en Asturias, que atestigua cómo respeta los compromisos. Por tanto, flaco favor han hecho Garzón y sus acólitos vendiéndose al PSOE.
Quizá esto, sin querer atenuar para nada la gravedad del hecho, se pueda explicar en que la esperada Convocatoria Cívica no haya establecido un planteamiento como el que la sociedad civil, la ciudadanía comprometida, esperaba. Desde el nacimiento del 15-M hay una premisa irrenunciable y quien no quiera entenderla que sepa que no hace más que vendernos motos, y es que hay que escuchar la voz de la ciudadanía, que participar es algo más que aplaudir al líder o votar cada cuatro años, y mientras no entiendan esto no vamos a ningún lado. Ya esta bien de aristócratas de la política, que con mejor o peor voluntad, se atreven a interpretar la voluntad de la gente sin contar con ella, el pueblo español o al menos una buena parte, se ha hecho mayor y sin él no hay futuro. No crean que un grupo de iluminados, que se otorgan el derecho de decidir por el resto, va a conseguir el apoyo necesario para desbancar a los agentes del poder que son quienes tienen la sarten por el mango. Ya es vieja, pero no estaría mal que recordaran la frase “Roma no paga a traidores”

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