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Análisis Donkey Kong Tropical Freeze para Wii U: ¿Aburrido? Cómprate un mono

Donkey Kong es una de las sagas que Rare encumbró en su época dorada al servicio de Nintendo allá por los 90

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Diversión directa y sin complicaciones. Eso es lo que ofrece la última aventura de Donkey Kong, Tropical Freeze, que llega en exclusiva para la consola Wii U. Eso sí, si bien su intuitivo y asequible control lo hace irresistible, no es precisamente un juego fácil de dominar con un diseño de niveles llegado de las mentes más sádicas de Nintendo. Claro que ahora hay más monos y ayudas que nunca. Veamos todo lo que ofrece la nueva aventura del otrora enemigo de Mario.

Donkey Kong es una de las sagas que Rare encumbró en su época dorada al servicio de Nintendo allá por los 90. A pesar de que años después el estudio pasó a formar parte de Microsoft, la licencia de los monos pertenecía a la compañía japonesa, que la guardó como un tesoro y la llevó de nuevo a un plataformas 2D en 2010 para Wii (Returns). Retro Studios ha sido la encargada de que esta nueva etapa esté a la altura. En esta ocasión, sus peripecias saltan a Wii U, manteniendo la propuesta, pero con la tan necesaria HD que reclamaron todas las sagas de Nintendo durante la vida de Wii.

LA INVASIÓN DE LOS PINGÜINOS

   En Tropical Freeze, la isla de Donkey es invadida por unos pingüinos nórdicos que colocan su navío en lo alto de la montaña. Con la embestida, el grupo de monos es catapultado hasta un archipiélago lejano. De esta forma, tendrán que ir viajando de mundo en mundo hasta llegar a su casa para darle una gélida patada en el culo a los invasores.

   A priori, el desarrollo de Tropical Freeze es idéntico al de su predecesor, con sus virtudes y defectos -aunque esto segundo únicamente afectará a los amantes del original en Super Nintendo, por comparación-. Controlamos a Donkey, con un botón para golpear el suelo y rodar si estamos andando; y otro para agarrar lianas o superficies que lo permitan. Ahora, en lugar de soplar para desvelar algunos secretos, tiramos de anillas enterradas en el suelo.

   Con respecto al control, la gran diferencia con respecto a la saga original, como ya ocurría en Wii, es que no necesitamos pulsar el botón rodar para correr, sino que Donkey corre o anda en función de cómo pulsemos el 'stick'. Tampoco se puede controlar tan bien la acción de rodar, ya que siempre recorremos la misma distancia, cuando originalmente podíamos frenar e incluso retroceder.

   Se puede cambiar el control, para elegir si queremos pulsar un botón para correr, aunque no con la misma combinación original. La realidad es que no mejora y, en esencia, a pesar de que los saltos y físicas son prácticamente idénticos, el control ha perdido un poco con respecto a la etapa de 16 bits. Dicho esto, hay que dejar claro que Tropical Freeze ofrece un control intuitivo y ágil, que se aprende y domina en cuestión de minutos, pero que no cansa.

   Este control tan divertido encaja a la perfección con el diseño de niveles, lineales en desarrollo, pero con miles de recovecos donde buscar secretos, y plataformas, diferentes superficies, barriles, lianas y enemigos que se mueven como los engranajes de una máquina perfecta cuyo objetivo es poner a prueba los reflejos y pericia del jugador. También vuelven las inolvidables vagonetas y los barriles voladores, en algunos de los niveles más difíciles y divertidos del juego. Además, como novedad con respecto a Returns, han vuelto los más pausados niveles actuáticos, con un control mucho más fluido que el de la trilogía de SNES, siendo también más divertidos.

   Sobre las peculiaridades que ofrece el 'hardware' de Wii U, mencionar que cuando vamos a comenzar, debemos elegir en qué pantalla queremos jugar: TV o Gamepad, nunca a la vez. Al elegir la primera opción, la pantalla del mando se apaga, por lo que este juego no saca tanto partido este sentido -sí emplea el micrófono para destacar algunos sonidos-. La parte positiva es que la batería dura un poco más.

   Además de controlar a Donkey, también contamos de nuevo con Diddy, que viaja en su espalda, añade vida extra y permite planear gracias a su mochila propulsora. Eso nos lleva a la primera gran novedad del juego: Dixie y Cranky se unen al grupo. En ocasiones encontramos barriles únicos para cada mono, pero en la mayoría de las es un único barril que va rotando para que elijamos a quién queremos de compañero. Dixie permite planear ligeramente con un impulso final hacia arriba; Cranky, al pulsar el botón de salto en el aire, hace una caída en picado con su bastón, lo que permite saltar más alto y evitar daños al caer sobre pinchos. Por otro lado, de nuevo en algunos niveles encontramos a Rambi el rinoceronte, quien nos añade un "toque" extra y nos permite desbloquear caminos inaccesibles con su cuerno.

MONERÍAS PARA RATO

   Hay 57 fases con muchos secretos y objetos (monedas, plátanos, las letras KONG y piezas de puzle) que encontrar, que a su vez desbloquean extras como canciones o "muñecos virtuales" que coleccionar. En una primera partida se puede superar el juego en unas siete horas, pero encontrar todos los ítems y fases secretas puede llevar decenas. Además, todo el juego se puede superar en co-operativo para dos, por lo que encierra aún más posibilidades.

   Como decíamos, Donkey Kong Tropical Freeze es un juego con un diseño de niveles magnífico que pone a prueba la habilidad del jugador. Por supuesto, cuanto más avanzamos más se complica y alcanza el cénit en los enemigos finales, que suponen un auténtico reto aunque hayamos memorizado al dedillo sus rutinas. En la línea habitual de la compañía, Nintendo ha añadido ayudas para que los jugadores más torpes puedan avanzar más cómodamente.

   Podemos gastar las monedas que recogemos en los niveles para comprar vidas, pero también en objetos que nos ayudan durante la partida y que equipamos de tres en tres en el inventario, justo antes de empezar un nivel. Hay globos que nos salvan de una caída en un precipicio, un escudo para las fases en vagoneta/barril, un corazón extra o la posibilidad de empezar una fase con alguno de nuestros monos acompañantes. También podemos contratar al loro Squawks para que nos avise si estamos cerca de una pieza de puzle. Seguramente los puristas no quieran utilizar estas ayudas, puesto que facilitan enormemente la tarea, pero como está en la mano del jugador obviarlas, su incorporación es una buena idea para quien se vea incapaz de avanzar.

   Donkey Kong mantiene la esencia visual del original y los nuevos recursos artísticos de Returns, como las fases que muestran la silueta de los personajes. Han mejorado los personajes, modelados y animados a la perfección, y también de los escenarios, aunque a estos les habrían venido bien unas texturas más definidas y realistas. Eso sí, si por algo destaca desde un punto de vista visual es por el salto a la HD (720p), al igual que ha ocurrido con Mario o Pikmin en sus primeros juegos para Wii U. No es un título técnicamente rompedor, pero sí muy vistoso, colorista y, en definitiva, muy atractivo visualmente. La banda sonora, por su parte, es una gozada constante, obra de David Wise, ex de Rare.

CONCLUSIÓN

   Donkey Kong Tropical Freeze ofrece una experiencia prácticamente idéntica a la de su predecesor, con un ligero salto gráfico especialmente gracias a la HD, ligeras novedades en el control o ayudas que no desvirtúan la esencia y quizá consigan atraer a nuevos jugadores. Es uno de los plataformas con desarrollo horizontal más divertidos de cuantos han visto la luz y seguramente la mejor opción que se puede encontrar actualmente en consola alguna, si no entramos en apuestas más sesudas que incluyan puzles y con permiso de Mario y Rayman, cuyas últimas aventuras son apuesta segura.

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