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Desesperanza

Pues en la juventud de Huelva percibo un fenómeno de carácter expansivo. Como la marea que se come la orilla, parte de los jóvenes de Huelva quieren irse de su ciudad

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Ese el estado de gran parte de la juventud. Lo digo por la siguiente situación que me ocurrió hace unos días hablando con unos amigos sobre el futuro más cercano que nos esperaba. Hace como cinco noches, estábamos reunidos cuatro amigos y yo hablando sobre las cosas típicas de los jóvenes. Y salió el tema de los estudios y del trabajo. Dos de ellos están trabajando por un sueldo entre los 300 y 500 euros trabajando una media de 15-20 horas semanales con contratos temporales.
       Pues en la juventud de Huelva percibo un fenómeno de carácter expansivo. Como la marea que se come la orilla, parte de los jóvenes de Huelva quieren irse de su ciudad. Estos amigos míos constataron como esta circunstancia es cada vez menos anómala. Uno de ellos afirmó que, a pesar de que lo hicieran fijo en la plantilla, pediría un trabajo. ¿Por qué ese desánimo y ese “exilio” de los jóvenes onubense?
      Puede explicarse, a parte de los motivos personales que incentivan esto, a las pocas oportunidades laborales serias y competentes. Qué pena que una ciudad, con tanto potencial para explotar, se esté degenerando en una ciudad cuyos jóvenes están deseando ser mayores para algunos irse a estudiar o trabajar fuera de su ciudad.


       Además, el abandono institucional a las familias con dificultades extremas provoca en esos jóvenes un sentimiento de desengaño y de pérdida de ilusión. Aparte de esos dos amigos, una amiga mia y su madre estaban en una situación de desamparo institucional. A punto de quedarse sin la última ayuda que le dan a su madre, la cual dura hasta Junio, la precariedad laboral y el poquísimo dinero que gana su madre, aparte de esa prestación social que recibe, les llegaba para lo justo de forma muy apurada para cubrir solo sus necesidades básicas. Ahora, ante la amenaza de retirarle esa ayuda, se ve en la tesitura de tener que abandonar los estudios el año que viene y marcharse.
      Es increíble cómo, en la generación de jóvenes más preparada de la historia como la nuestra, existe ese sentimiento. Lo normal sería unas altas expectativas acorde a una formación como la de los jóvenes actuales. Sin embargo, la crisis, la avaricia y explotación de unos, la corrupción del poder, y más cosas, han sumido a la juventud en una sombría etapa con más sombras que luces. Un país con un 55% de paro juvenil resume todo este desánimo. ¿Para qué estudiar si después no trabajas? Concretamente, una provincia como Huelva que es de las que más paro presenta en Andalucía y España, especialmente en los jóvenes, con cerca de un 50% de paro juvenil: ¿Que sentimiento puede provocar? Solo uno. Desesperanza.

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