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Viernes 19/04/2024  

En román paladino

El último Obama

El último Obama marca el camino al indicar que Estados Unidos mira hacia el futuro y no será prisionero ni de su pasado ni de la ideología

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Obama llegó como un ciclón de esperanza a la Casa Blanca.  Cuando el primer presidente de raza negra llevaba escasamente un año en la presidencia recibió el Premio Nobel de la Paz   «por sus esfuerzos para fortalecer la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos» destacándose por su «visión de un mundo sin armas nucleares». 

Entonces hubo unas críticas muy  duras contra una decisión que parecía tomada por reverencia al poderoso, por la novedad histórica  de un presidente de color en el sitial más destacado del mundo  más que por méritos propios,  dado que su corto periodo de gobierno no había dado todavía para mucho. Vaya por delante que el modelo de político que toma medidas valientes y que es capaz de dar excelentes discursos me apasiona. 

Su intervención en Praga contra la proliferación nuclear o la de la Universidad de El Cairo a favor de la primavera árabe son tan simbólicas como la de J. F. Kennedy en Berlín afirmando frente a los soviéticos que él era berlinés. Luego se fajó en la política interna para dar cobertura médica,  contra la acérrima oposición republicana,  a millones de estadounidenses, que eso sí que es merecedor del Premio Nobel… de Medicina.

Cuando una parte de  la opinión pública  le había vuelto la espalda, a pesar de haber logrado excelentes niveles de empleo aunque  perdiendo  el control de las dos cámaras del  Congreso norteamericano, Barack Obama da un giro histórico en problemas enquistados de la política norteamericana.  El encuentro con Raúl Castro, el restablecimiento de relaciones diplomáticas y el ambiente  cordial de la entrevista significan un cambio radical que produce distensión en  América y  el mundo. La otra pata política que trastoca el mapa de los riesgos  es el preacuerdo nuclear  con Irán.

También se la ha jugado Obama con la oposición de los mismos poderosos  sectores conservadores pero ha seguido adelante. A los andaluces nos llega  al corazón la reconciliación cubano-norteamericana. Algunos cubanos dicen que  ellos continuaron en solitario nuestra guerra del 98 contra los EEUU. Ahora han firmado la paz. Está por ver que repercusión tiene en la democratización de Cuba este acuerdo. 

La marcha hacia la democracia será lenta y muy controlada. Las bravuconadas de Maduro parecen que se derrumbaron cuando Castro dijo: “Obama es un hombre honesto”. El último Obama marca el camino al indicar que Estados Unidos mira hacia el futuro y no será prisionero ni de su pasado ni de la ideología. Margallo y Mariano ¡cuanto que aprender!  

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