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La tribuna de El Puerto

Chupando el pulgar

Elefantes muy experimentados en guerras y batallas políticas y que estuvieron en la primera línea de la gestión pública

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Mientras nos entretienen con pactos, saludos, recibimientos de Rajoy como si fuera el Jefe del Estado, hay instituciones públicas que no paran. Una de esas instituciones públicas es Autoridad Portuaria, esa de las que están pero no y que sirven de cementerios de elefantes.

Elefantes muy experimentados en guerras y batallas políticas y que estuvieron en la primera línea de la gestión pública. En El Puerto, su presencia es fantasmal. Mueve las cosas de sitio e, incluso, hace ruidos molestos, pero nadie los ve y todos los sentimos.

A Pedrito le cierran la Calita y nadie sabe que pude estar detrás de todo. Derriban los chalés de la puntilla que iban a recibir unas asociaciones solidarias, pero como las prometió el gobierno infiel, y hay otras nuevas interesadas, mejor tirarlas, “pa nadie y azín no hay peleas” –en realidad es para que Autoridad Portuaria juegue a ser Institución Pública Urbanizadora-. 

Con Moresco, en plena redacción del PGOU, el señor Barra, presidente de Autoridad Portuaria se sacó un acuerdo de la manga con el ayuntamiento, criticado por la oposición (IU y PSOE) de entonces, y que ahora en el gobierno celebra, se jacta y hasta presenta por segunda vez.

El Puerto desarrollaría el margen derecho del Guadalete urbanísticamente con aparcamientos y pasarelas, así como parte del margen izquierdo, con la obligación de hacer un puente y dos pasarelas y hasta oficinas y zonas de ocio, y Autoridad Portuaria, se hacía con los terrenos en la Puntilla y la obligación de hacer una pasarela y, de camino, construir un hotel y viviendas de protección oficial.

Suelo, bendito suelo. Salir de la crisis con las fórmulas que nos metieron de lleno en la misma. Mientras distraen al personal con la ruptura del tripartito, el fantasma lo tiene claro. Presentan al alimón las actuaciones del Plan Especial de Puertos, cuyo nombre bien podría delatar la intención de explotar el puerto fomentando la pesca y la acuicultura, fomentando el turismo y fomentando el comercio marítimo. 

Sin embargo, lo que significa es la falta de imaginación del súper elefante y la búsqueda de salidas a la crisis creyéndose concejal de urbanismo en Marbella, unido al desconocimiento de la institución portuaria que dirige, la indolencia socialista a los planes estatales para cargarse el puerto de Algeciras y de todos los demás en la provincia. Salir de la crisis utilizando El Puerto como moneda de cambio, otra vez la especulación del suelo.

Mientras el gobierno, con ansiedad, no presenta propuestas de gestión en los plenos, aprovechan los retales que dejó el anterior “costurero” para remendar trajes. Nada nuevo, sólo parches, sólo la promesa de que ahora van a gobernar, ahora después de un año.

Política de postureo llevada al extremo, política de aprovechamiento de las miserias ajenas para dar limosna y contentar a los que siguieron la pancarta sagrada y el santo megáfono, política de indolencia socialista andaluza (“es lo que tenemos, es lo que hay, cuidao que viene la derecha, sigan votándonos, Zuzana e güena gente”). No hay problema, todo igual, sigamos chupándonos el pulgar.

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