El tiempo en: Conil
Publicidad Ai
Publicidad Ai

La escritura perpetua

Azorín

Arturo Querejeta, actor descomunal, encarna a Azorín en ‘La ruta de Don Quijote’, en La Abadía

Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai

Azorín pasó los últimos años de su vida paseando por El Retiro con un paraguas amarillo mientras escribía mentalmente el artículo del día. Se trata de un autor injustamente olvidado que llevaba la pasión de la escritura dentro. Azorín tuvo un estilo preciso, jamás de descripciones notariales, permanentemente luminoso. Francisco Umbral definió a Azorín como “un insuficiente limitado”. Por sus frases cortas. Por su estilo directo. Pero, cuando se lee en profundidad a uno y otro, se puede palpar cierta influencia de Azorín en los artículos de Umbral.

Arturo Querejeta, actor descomunal, encarna a Azorín en ‘La ruta de Don Quijote’, una extraordinaria versión teatral del libro que José Martínez Ruiz, Azorín, escribió en 1905, y que consistió en una recopilación de artículos que este escritor publicó en el periódico ‘El Imparcial’ por encargo de su propietario, Manuel Ortega, padre del filósofo José Ortega y Gasset.

Esta función teatral, sobre todo, consiste en un sensacional homenaje a la palabra. A la defensa del castellano. A la emoción a la que puede conducir una descripción realizada con sencillez pero con brillante magisterio, como hacía Azorín. Que, dentro de su sobriedad, siempre vivió en escritor. Se sintió escritor por encima de todo.

La obra, que se representa en el Teatro de La Abadía de Madrid, muestra a un joven Azorín partiendo de su pensión madrileña camino de los pueblos que recorrió Don Quijote en su maravillosa locura. Antes de salir de su habitación piensa Azorín: “Una vez más, sin remedio, con mi maleta y mis cuartillas”. Y dice más avanzada la obra, ya con el cansancio del largo viaje encima: “Quiero seguir escribiendo mis cuartillas”. La pasión por la escritura, ya está dicho. Las cuartillas…

Arturo Querejeta es un actor de registros interminables. Ha pasado de interpretar a Ricardo III, ese personaje cínico, sanguinario y despiadado de Shakespeare, a Azorín y a los cálidos personajes que este escritor encuentra mientras hacía la ruta de Don Quijote, en este monólogo didáctico, emotivo e inolvidable.

Arturo Querejeta sostiene que Cervantes y Azorín comparten cierto punto de locura y de comportamiento quijotesco. Pero ahí iba Azorín, describiendo España. Ahora se cumple el 50 aniversario de la muerte de Azorín. Pero nos hemos olvidado de Azorín. Como nos estamos olvidando de España. n

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN