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Estímulos electorales

El problema estriba en que tan trascendente anuncio, por lo general, cae en la mayor de las indiferencias de los ciudadanos debido al descreimiento que generan

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Ajeno a los desmentidos del PSOE sobre un posible adelanto de la elecciones en Andalucia, Juan Manuel Moreno, del PP, ha inaugurado su precampaña como corresponde, esto es, planteando la que puede considerarse su principal oferta como es la creación de nada menos que 600.000 puestos de trabajo. La verdad es que, tal vez, porque todavía se ve muy lejana en el horizonte esa cita con las urnas o porque no goce el autor de tan cualificada idea del don de marcar la agenda política de esta comunidad, el envite lanzado apenas ha calado en la opinión pública. Ni siquiera el resto de partidos se ha molestado en entrar a fondo en lo que los populares proclaman para acabar con ese mal endémico como es el paro.

Si cómo crear empleo va a ser el eje sobre el que gire la contienda, bienvenida sea la iniciativa de Moreno. Todos se deberán retratar más pronto que tarde sobre lo que proponen en esta materia ya que sigue siendo la principal preocupación de los andaluces. Formulaciones las habrá de todos los colores, claro que ,eso sí, deberán contar con la credibilidad y solvencia necesarias para captar el favor de los electores. En el caso que nos ocupa el dirigente popular dibuja el camino a seguir tirando del manual de su partido. Habla de revolución fiscal y administrativa, es decir, menos impuestos y simplificación administrativa así como facilidades a los empresarios y reducción de la temporalidad.No dice nada de derogar o modificar la actual Reforma Laboral impuesta por el gobierno del PP pero todo se andará máxime después de que Fátima Báñez sea presentada por los suyos como la ministra de los 20 millones de puestos de trabajo, objetivo idílico al que, según se observa, contribuirá decididamente Moreno si es que llega a la presidencia de la Junta.

Habrá que celebrar, por tanto, el paso dado por Moreno que, por lo demás, no resulta novedoso. Antes otros hicieron lo mismo. Ahí están los 800.000 empleos prometidos en su día por Felipe González y que nunca llegó a cumplir por no mencionar a otros valientes que se atrevieron a apuntar hacia poco menos que el pleno empleo. El problema estriba en que tan trascendente anuncio, por lo general, cae en la mayor de las indiferencias de los ciudadanos debido al descreimiento que generan. Forman parte ya del paquete completo con el que se presentan. Sin embargo, todo hace pensar que a estas alturas de la película, y dado lo visto hasta ahora, harán falta otros estímulos electorales con los que convencer a los votantes, más escépticos que nunca y hartos ya de tanto titular grueso a costa de tan lacerante problema como es el paro.

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