Si hacemos un rápido repaso a lo acontecido en las seis corridas precedentes, qué poquito podemos llevarnos a la boca en cuanto a ganaderías, casi el noventa por ciento de encaste Domecq. De los de Juanpedro, para qué hablar. Otro fracaso. Solamente hubo algún toro de Santiago Domecq, cortito, y de Núñez del Cuvillo. Lo lamentable es que fueron muchos aficionados y sobre todo al sol, que habría que haberles dado un premio, reconociendo su aguante con esa temperatura al rojo vivo, en un trozo de piedra incandescente y con 38 y 34 euros por cabeza. Así vamos a matar a la gallina de los huevos de oro muy pronto si esto no se remedia. El asunto ganadero va de mal en peor, aunque algunos comenten que estamos en fases cíclicas complicadas para la cabaña brava, pero esto ya está durando demasiado y la gente se va a cansar. Los lacayos del Marqués no embestían aunque se pusieran delante Manolete o Juan Belmonte, que dios los tenga en su gloria, por poner dos colosos de la historia del toreo. Una temporada pasa rápida, veremos que va a pasar en la próxima.
Teniendo en cuenta que las entradas no han sido buenas con mucho cemento en el sol, que es donde está el dinero del empresario. Entramos en un tiempo de reflexión y que cada palo aguante su vela.
El primer y único momento emotivo de la tarde fue la ovación cariñosa del público a Morante, que le hizo salir al tercio. La afición de esta tierra es así de generosa y agradecida. Morante sólo pudo enjaretar dos verónicas por el pitón derecho al que abrió plaza. Tomó un puyazo repuchándose, y el animal empezó a perder las manos y a berrear. Por el izquierdo protestaba y no quería nada, sólo por el otro pitón fue cuando el de La Puebla pudo hilvanar algunos derechazos, aunque el toro terminaba con la cara arriba y empezaba a pararse. La esperanza quedaba con el cuarto. Un toro bien hecho en el tipo que debe venir a El Puerto, que de salida tenía calidad y Morante ofreció una serie de lances, meciendo el capote muy templado. Lástima que el animal dio una voltereta y las escasas fuerzas que tenía se le esfumaron. Empezó con un ayudado para que el toro se recuperara. Le costaba embestir y no transmitía nada entre muletazo y muletazo. No era el toro que Morante necesita. Habilidoso con la espada acabó con el tostón.
Se gustó El Cid en unos lances de recibo y un quite a su segundo. Para levantar la tarde un poco sus banderilleros, El Boni y Pirri, se lucieron y arrancaron los primeros aplausos. Al tercer muletazo el animal hincó los pitones en el ruedo, aunque el de Salteras lo sacó a los medios. Vuelve a doblar las manos por dos veces y El Cid se estira en una impecable serie con la izquierda. Por mucho aire que intentó darle, el toro no embestía, ¡qué emoción!. Con el quinto, que recibió un puyazo y volviendo a lucirse en banderillas otro hombre de su cuadrilla, en este caso Pichardo, lo sacó a los medios, sacándole dos tandas por la derecha que hacía presagiar algo fuerte. Bajó la tercera y ya la labor fue de más a menos. Cuando quiso coger la izquierda no hubo acople y el animal tomó en un momento el camino de las tablas. Otro petardo.
La única oreja de la tarde la arrancó Castella en el tercero, antes se había lucido con el capote aunque recibiera un golpe en el escroto cuando abrochaba verónicas con chicuelinas. Insistió en un quite de la misma forma, y esta vez le salió bordado. Tras el puyazo de obligado cumplimiento acudió pronto el animal a la muleta del francés. Cuatro estatuarios acudieron pronto y dos buenas series con la derecha para ir separando. No rompió para adelante como se esperaba por ser el más claro, el animal se desentendía del engaño y hubo una colada peligrosa. Ya en una faena de exposición, en las postrimerías del último tercio, lo mejor vino con la buena estocada. La oreja fue un oasis en una tarde de aburrimiento que se remató en el sexto, que embestía de manso, con genio y del malo. Le pudo dar algunos muletazos de uno en uno por los dos pitones, volviendo a estar cerca de los pitones.
Del Insensato, indultado el año pasado de la misma ganadería, hay un abismo entre los descastados y flojos que salieron al ruedo. Hasta el próximo sábado con novillada de promoción.