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Educar para el futuro

El juego de las opiniones: el humor

El humorista que se sonó los mocos con la bandera española admite que quería crear polémica y señala que “este tipo de comedia está en peligro en el mundo"

Publicado: 09/11/2018 ·
09:34
· Actualizado: 09/11/2018 · 09:37
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Autor

Antonio Monclova

Antonio Monclova es biólogo, doctor en prehistoria y paleontología, master en arqueología y patrimonio

Educar para el futuro

Análisis, crítica y reflexión sobre las necesidades pedagógicas de la sociedad para difundir el conocimiento y la cultura

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Hace un mes comparé aquí el efecto de un bumerán con las consecuencias que tendrán las acciones de quienes pretenden establecer nuevos códigos de conducta a nuestra sociedad, algo que ya está sucediendo.

Si todos los integrantes de una partida de caza lanzasen a la vez sus bumeranes, cuando regresasen no tienen por qué golpear a sus respectivos dueños, pero seguro que terminan por darle a cualquiera de los que participan en la cacería.

Esto es lo que le ha ocurrido a un humorista que en un sketch en televisión se sonó los mocos con nuestra bandera. Es notorio como desde el prisma del buenismo y lo políticamente correcto las actuaciones de bastantes humoristas vienen siendo sometidas a retorcidas interpretaciones por parte de los más diversos colectivos, los cuales a menudo se sienten ofendidos por las formas y contenidos de muchas de tales actuaciones.

Aunque lo que ahora es considerado ofensivo haya estado tradicionalmente aceptado por la sociedad, lo cierto es que buena parte de esta no solo acepta la situación sino que incluso cada vez son más los que piden que se cambie la forma de hacer humor y los temas que son objeto del mismo.

Quienes se consideran destinados a establecer los nuevos códigos sociales de conducta han incluido en su “programa” la forma en cómo deben actuar los humoristas.

Para ello no han dudado en utilizar profusamente las redes sociales y medios de comunicación para atacar a cualquier humorista que hubiese transgredido el ámbito de lo políticamente correcto, ya fuese en relación a cuestiones de género, xenofobia, etc.

El humorista que se sonó los mocos con la bandera española admite que quería crear polémica y señala que “este tipo de comedia está en peligro en el mundo entero porque nos estamos radicalizando al poner los símbolos por encima de las personas” y añade que “apostar por la comedia irreverente ha sido el colofón de un proceso en el cual se está sometiendo al humor a un análisis”.

Estas declaraciones se antojan cínicas ya que otros muchos contenidos y formas de hacer humor de los que nadie se quejó hasta hace poco, han sido denostados por el entorno en el que cual desempeña su labor el humorista que ahora ha causado la ofensa.

Un medio en el cual se ataca a las personas (humoristas incluidos) cuando algún colectivo dice sentirse ofendido por su actuación, es lamentable que ahora se le quite importancia al hecho de que la actuación de un humorista haya provocado que un amplio sector social se sienta ofendido.

Puede que el error fuese que pensaran que la bandera solo le iba a importar al sector político que a ellos no les importa ofender.

En fin, al final va a resultar que como siempre los que creen que todo es cuestión de opiniones terminan siendo víctimas de las suyas.

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