Resulta más que curioso que la palabra español sea originaria de tierras de la lengua de “OC”, Occitania y Provenza. Nada paradójico aunque puede parecerlo, consultados algunos estudios relacionados con el origen de la palabra “español” y aunque aún se sigue indagando, lo cierto es que todas las investigaciones coinciden en señalar que el origen de la palabra español hay que situarlo en esta zona, ahora sur de Francia, en la que se incluiría en el tiempo la “Marca Hispánica”, instaurada por Carlo Magno, y que hasta el S. XIII, se extendía a buena parte de Cataluña. De hecho es el nombre que los “franceses” (occitanos y provenzales) daban a quienes procedían del sur de los Pirineos.
Por otro lado no parece que sea una palabra acuñada por el habla popular, sino un concepto que se cimenta en la corte del rey castellano Alfonso X, el sabio. Y que, como muchas otras cosas, se relaciona con el aumento del tránsito de personas en los orígenes del Camino de Santiago. Españoles, eso eran para los occitanos y provenzales, las gentes que vivían en Hispania y evidentemente la palabra no fue creada en Castilla, el gran reino que vertebrará junto con el de Aragón la unidad de las gentes de España, tierras donde vivían los “espanyoles”, hispanos desde los tiempos de Roma.
Proceso distinto el seguido para conformar la palabra Europa, ya que el concepto existía antes de que los habitantes fuesen llamados europeos. Sin embargo es frecuente que la denominación de grandes pueblos tenga un origen externo a ellos. ¿La causa? La fragmentación extraordinaria de las lenguas, desde la noche de los tiempos donde las gentes se agrupaban en tribus, cada una de ellas con la suya propia. Primero eran los clanes, luego tribus, por ejemplo: Bastarnos, Burgundios, Esciros, Hérulos o Godos; y, por último, Roma (un agente externo) conformaba un denominador común mayor: los germanos. Pasando el territorio donde se asentaban a denominarse Germania.
España es la tierra donde viven los españoles y, a fuerza de convivir, estos acabaron identificándose como tales, superando los localismos, los regionalismos, e incluso clanes, tribus y hasta herencias cromosómicas. Se conformó una conciencia de pertenencia a un proyecto histórico y social común, a pesar de las interferencias de los vaivenes de casas reales y las guerras en las que embarcaban a sus reinos simplemente por orgullo o dineros. Durante siglos las clases dirigentes han utilizado ese sentimiento de pertenencia para manipular a los pueblos haciéndolos intervenir en sus luchas por el poder. Siguen haciéndolo aún, azuzando a unos contra otros. Y lo que une, acaba hecho añicos en el altar del egoísmo y la codicia. Eso está ocurriendo en la Cataluña de hoy aun cuando, aun antes de fraguarse España, la unidad dinástica de las coronas de Castilla y Aragón, los primeros “espanyoles” identificados por los “franceses” desde el S XIII, fueron los catalanes.
Fdo. Rafael Fenoy Rico