La aprobación definitiva de los Presupuestos Generales del Estado modificará las actitudes -aunque todavía no haya signos ostensibles de ello- del conjunto del arco parlamentario. Hay una circunstancia añadida que ralentizará este giro necesario en las principales fuerzas políticas, las próximas elecciones al Parlamento de Cataluña, previsiblemente el 14 de febrero.
La aprobación le da al gobierno una estabilidad por la que suspiraba, máxime cuando las cuentas públicas incluyen la parte correspondiente a las ayudas europeas que deberán ser un repulsivo económico dinamizador de los próximos años. En la acera de enfrente, la de la oposición, conoce que habrá legislatura larga, aunque hay gradaciones en las respuestas. Vox será la oposición intratable, de palabras gruesas y de imposibilidad absoluta de ningún acuerdo. El PP, tras el vértigo que siente en Cataluña para no ser superado por Vox, no confirmado en las encuestas, tendrá que avenirse a algunos acuerdos de Estado, especialmente a la renovación de los órganos constitucionales, y a preparar una alternativa más moderada en el medio plazo - más tipo Feijoo que Ayuso - si quiere tener expectativas de avanzar. Ciudadanos ha ensayado, tras el batacazo electoral, guardar una tímida equidistancia entre PP y PSOE para no ser engullido por los populares. De momento, está obteniendo el rédito de mantener el tipo, tras la desastrosa herencia dejada por quién -Albert Rivera- ahora da consejos jurídicos a Pablo Casado y lecciones de repaso a los españoles.
En el gobierno las tensiones internas corren el riesgo de hacerse crónicas por el ansia de sacar cabeza constantemente del líder de Unidas Podemos. Pablo Iglesias quiere rentabilizar su presencia en el gobierno tensionando casi cada día la coalición de gobierno por el programa social y por el republicanismo. La apuesta republicana busca encerrar al PSOE en un monarquismo arcaico e irreal, aprovechando los abusos del anterior monarca. Los socialistas van a defender sencillamente el pacto constitucional de una monarquía parlamentaria. No se van a sentir arrastrados por la deriva que pretende Iglesias en ningún asunto que ponga en cuestión el sistema constitucional. La apertura a Ciudadanos es otra posible variable que, si bien ha resultado fallida finalmente en los presupuestos, ha funcionado en leyes de corte liberal como la de la muerte digna. Toca cimentar la moderación con actos concretos para poner coto a la creciente crispación, que sólo favorece a los extremos.