POR PEDRO SEVILLA
La guerra es sangre y barro. La guerra son familias desplazadas, desarraigadas. La guerra son cosechas ardiendo y muchachos que mueren acunados por cuatro consignas falsas y cuatro himnos. La guerra de Ucrania es todo eso y para denunciarlo, para exigir su final, un grupo de ciudadanos va a salir a la calle este sábado. Entre ellos, entre los convocantes, se encuentra Francisco Venegas, con quien hemos charlado sobre ello:
Después de un año de guerra provocada por la invasión de Ucrania por tropas rusas, no parece que vaya a producirse un final próximo. ¿No llega un poco tarde esta manifestación? O dicha de otra manera la pregunta: ¿No se ve, a nivel mundial, cierto desinterés de los movimientos ciudadanos para levantar la voz y exigir el final de la guerra?
–Bueno, exactamente para febrero próximo hará un año del comienzo de la guerra. Y tarde para manifestarse contra la guerra no lo es nunca, y ojalá hubiera manifestaciones todos los días, porque no podemos acostumbrarnos a vivir con guerras en el planeta en ningún tiempo, y menos en pleno siglo XXI. No es que a nivel mundial haya desinterés por la finalización de la guerra. Yo creo que lo que pasa es que se vive en estos tiempos con tanto estrés y a tanta velocidad que a veces no sabemos darle la debida prioridad a lo que en realidad la tiene.
Desde hace unos meses ostenta usted el cargo institucional de Adjunto al Defensor del Ciudadano. Imagino que esta iniciativa ciudadana a la que usted pone rostro humano nada tiene que ver con su cargo, sino que lo hace a título estrictamente individual. ¿Es así?
–Sí, por supuesto, no tiene nada que ver una cosa con la otra.
Volviendo al conflicto ucraniano, la guerra no es nada nuevo en la Humanidad, desgraciadamente. Después del XX, que fue un siglo sangriento, parece que este XXI no ha empezado con mejores formas. ¿Cree usted que la actitud imperialista de Putin puede provocar que el conflicto salte a otros países?
–De Vladimir Putin, visto lo visto, nos podemos esperar cualquier cosa. Quién podía esperar que iba a emprender la invasión de un país, soberano, vecino y hermano, manifestando a la opinión internacional que no era una guerra, que era una operación militar especial. Y con la peregrina argumentación de que había que acabar con las acciones neonazis de Ucrania, así como el temor de que esta había pedido la admisión a la Organización del Atlántico Norte (OTAN), como si un país soberano no fuera libre de organizar su defensa conforme convenga a sus intereses.
Por cierto, no es éste el lugar adecuado, pero los que siguen las noticias con interés habrán podido observar en ridículo papel de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en la guerra. Clama al cielo una urgente reforma de muchas de las instituciones que integran Naciones Unidas.
Un filósofo actual dice que sólo soñando con la paz podremos evitar muchas guerras. ¿Le parece una buena idea para incentivar la participación ciudadana en esta manifestación?
–Bueno, habrá gentes que se motiven con lo que piensa ese filósofo, y otros con otros moti vos. A mi lo que más me motiva son los miles de muertos que van por ambos bandos, así como los millones de refugiados que hay repartidos por todo el planeta, especialmente en Europa como es lógico, y sin olvidar el impacto en la economía mundial, sobre todo en los países más dependiente del trigo, girasol y los granos para el ganado, sin olvidar el encarecimiento del petróleo, debido a la misma causa.
26 de noviembre, 12.00 horas, Paseo de Andalucía. Aproveche para invitar a todos los ciudadanos a sumarse a esta marcha por la paz.
–Bueno, recordarle a los lectores del periódico que el sábado es un día muy bueno, que hay mucha gente que no trabajan. Hemos pensado que la hora es óptima para hacer esta manifestación que va ser de un recorrido corto, para dar testimonio de nuestra queja y aprovechar después para saludar a viejos amigos y tomarse un café en la zona.
Gracias Francisco, nos vemos en el Paseo.