Un nuevo fenómeno circula por la red y se ha empezado a instalar en Francia bajo el nombre de e-drugs o drogas digitales sonoras, cuyos efectos sobre los consumidores aún se desconocen.
Un nuevo fenómeno circula por la red y se ha empezado a instalar en Francia bajo el nombre de e-drugs o drogas digitales sonoras, cuyos efectos sobre los consumidores aún se desconocen.
Las e-drugs se fundamentan en los latidos binaurales, un fenómeno neurológico que consiste en emitir sonidos distintos en cada oído y que estimula el cerebro, produciendo sensaciones de euforia, estados de trance o de relajación, aseguran quienes las consumen.
Se trata de sesiones (dosis) de entre 15 y 30 minutos de zumbidos, que se pueden descargar de varios portales especializados a unos precios que oscilan entre los 7 y los 150 euros y que transportan a los usuarios a unas sensaciones fuera de lo común.
La imagen del consumo de esta droga -por ejemplo un chico tumbado en la cama de su habitación escuchando su reproductor de música- dista mucho de las sustancias que se engloban bajo el paraguas de los estupefacientes.
Estos productos nacieron en Estados Unidos, pero su éxito y las nuevas tecnologías han extendido su uso rápidamente por el resto del mundo, algo que ha despertado reticencias en ciertos sectores, pese a que no crean adicción alguna, dicen los expertos.
Fuentes de la misión interministerial de la lucha contra la droga y la toxicología de Francia explicaron a Efe que se trata de un fenómeno que no es “ni inquietante, ni emergente” y que, por el momento, no hay razón para prohibirlo.
No obstante, estas drogas digitales han irrumpido en este país en los últimos dos meses y por ahora se desconoce qué tipo de efectos pueden acarrear a los consumidores porque todavía “no hay estudios realizados al respecto” en Francia.
Expertos en neuropsicología remarcan que los latidos binaurales relajan, ayudan a la concentración y se usan con fines terapéuticos para enfermedades como el autismo.
Ciertas frecuencias pueden estimular la imaginación o la creatividad, lo que podría crear las alucinaciones que los consumidores afirman tener durante o después de escuchar las sesiones.
Algunas voces alertan sobre la posibilidad de que, a la larga, las drogas digitales puedan provocar disfunciones cerebrales.
Los hipotéticos peligros de las e-drugs no parecen preocupar demasiado a los más jóvenes, que comparten sus experiencias en las redes sociales, donde recomiendan las mejores dosis.
“Sentí llamas en mis brazos, que bajaban poco a poco hasta los dedos de los pies, tenía la impresión de que mi brazo pesaba una tonelada y uno de mis dedos estaba encorvado. Entonces empecé a sentirme muy raro. Fue genial”, relata en un chat Sugar Killer.
Las dosis más populares en la red tienen nombres tan sugerentes o psicotrópicos como Orgasm, Peyote, Marijuana o Lucid Dream, que son algunas de las más descargadas.
“Mi corazón latía muy fuerte y temblé como un loco. Después me calmé y la dosis se paró. Efectos después de la dosis: ganas de hacer muchas cosas”.