Resuenan todavía los ecos del tenso debate sobre la gestión de Juan Carlos Ruiz Boix al frente del PSOE de Cádiz durante el Comité Provincial del martes en Benalup, cuando una quincena de integrantes de la Ejecutiva cuestionaron el liderazgo del secretario general en la denominada “revolución de los fontaneros”. “Ha comenzado la batalla con una guerra de guerrillas”, apunta un veterano dirigente sobre un episodio que ha desatado todo tipo de especulaciones. Otro cargo público, que luce galones, coincide, pero, además, da por amortizado al alcalde de San Roque y diputado nacional y hasta considera que no era preciso siquiera expresar ante unos 150 miembros del partido su descontento. “Los números cosechados en las urnas hablan por sí solos”, dice, y afea a Ruiz Boix el tono bronco, la falta de discurso y proyecto alternativo al PP y la falta de apoyo tanto de la dirección regional como nacional.
Fuentes cercanas al líder socialista niegan la mayor. Sostienen que Ruiz Boix es apoyado por las agrupaciones locales y los militantes, y las siglas soportaron bien la ola del PP en las municipales, con apenas un retroceso de diez concejales en el conjunto de la provincia y manteniendo los 14 diputados provinciales (aunque no fueron suficientes para mantener la Presidencia); y en las generales. Y se refieren a quienes tomaron la palabra en su contra como derrotados en las urnas en sus respectivas localidades que no admiten su responsabilidad. “En mayo de 2023, estuvimos los que nos presentamos defendiendo las políticas de Pedro Sánchez y quienes las negaron; unos eludieron hacer oposición a Juanma Moreno desde sus pueblos y otros nos dedicamos a hablar del caos en educación y sanidad”, señalan, recordando que el alcalde de San Roque sumó su tercera mayoría absoluta.
Además, señalan que otras provincias también han sufrido en los últimos días intensa actividad sísmica, políticamente hablando, a raíz de los fichajes de Juan Espadas para su Gobierno alternativo, como en Huelva, con María Márquez y Mario Jiménez, o Málaga, con Daniel Pérez y Josele Aguilar a la gresca. En Cádiz, todos señalan como instigadora a Irene García, nombrada responsable de Política Institucional y Relaciones con las Organizaciones sociales del PSOE-A, y derrotada por Ruiz Boix en el último congreso.
“Espadas es experto en cabrear a todos”, lamenta una voz crítica con el secretario general provincial, pero partidario de que se dé un golpe de timón a una formación noqueada en Andalucía por la mayoría absoluta de Juanma Moreno. En cualquier caso, reconoce otro, es pronto para pensar en cambios en cualquier ámbito, local, provincial o regional, salvo la improbable opción de llevar a cabo un congreso exprés, como en la Comunidad Valencia, si se produce una debacle en las europeas.
“Al mandato de Ruiz Boix le restan dos años”, argumentan, al respecto, desde la dirección. Pero uno de los pesos pesados que facilitó su acceso a la secretaría general advierte de que la mayoría que consiguió frente a Irene García sigue en la misma baldosa, mientras que el de San Roque se ha movido. Y advierte de que, aunque vuelva a su sitio, lo tiene difícil. La división entre corrientes se han acentuado, la compleja red de alianzas se resiente, José María y Rafael Román han dado un golpe de mano con el nombramiento de Blanca Flores como subdelegada del Gobierno en detrimento de Cristina Saucedo, propuesta por el secretario general. Todos toman posiciones. “Es en vano”, concluye un superviviente a la penúltima crisis del PSOE. “Hoy, como nunca, manda Pedro (Sánchez). Solo él decidirá el futuro del partido cuanto toque”, finaliza, deseando que el equipo esté formado por “los mejores” al margen de las familias políticas.
El nombramiento de Blanca Flores en detrimento de Cristina Saucedo divide al PSOE
El nombramiento de Blanca Flores como subdelegada del Gobierno no solo ha cuestionado el liderazgo de Juan Carlos Ruiz Boix, que defendió para el cargo a la chiclanera Cristina Saucedo, sino que también ha cosechado el rechazo de veteranos dirigentes preocupados por la vuelta a la escena de José María y Rafael Román. Las ausencias y presencias en la presentación de Flores en Cádiz fueron significativas. La subdelegada está bajo el foco, mientras que sus detractores lanzan aceradas críticas a sus intervenciones y sus partidarios, en agrupaciones como la de la capital, se plantean recuperar el protagonismo perdido.