Así lo han indicado los expertos del Centro Proctológico Europeo, que han hecho público un informe en el que se recogen los estudios realizados en España sobre enfermedades de la región anal como las hemorroides, las fisuras, las fístulas, los quistes, los condilomas y los tumores.
El director de este centro, Federico Sánchez González, ha señalado que muchos pacientes con cáncer de recto acuden a la consulta manifestando que llevan años sangrando de vez en cuando por el ano, pero “no le daban importancia, pensando que eran hemorroides”.
Gran parte de los afectados no se atreven a hablar del problema y los que vencen su vergüenza, porque están “partidos de dolor”, acuden a Atención Primaria y al llegar a la consulta se “autodiagnostican de almorranas”, han descrito los proctólogos.
Los médicos del primer nivel asistencial no tienen ni tiempo ni preparación ni materiales para llevar a cabo una inspección del recto, con lo que tiende a arreglarse el trastorno con “un parche para el dolor y una pomada”.
Sánchez González ha subrayado que si se sufre del ano es necesario acudir al especialista “lo antes posible” y “no dejarse vencer por la timidez” para evitar complicaciones de una patología inicialmente leve, confundir una dolencia más grave como el cáncer con hemorroides u otras como la enfermedad de Crohn, los quistes sebáceos y los lipomas que presentan síntomas similares.
Acudir al médico ante los primeros síntomas evitaría, según este estudio, el 80% de los casos de cáncer de colón y reduciría en un 20% las intervenciones quirúrgicas, al coger el problema a tiempo.
“Las hemorroides no son para tomárselas a chiste o para ocultarlas”, ha aseverado el experto, quien ha comentado que se cree que Napoleón perdió la batalla de Waterloo porque “un ataque de almorranas” le impidió subirse al caballo, “algo que le ocurre hoy a la mitad de los españoles que pasan 8 horas sentados en una silla, sintiendo como si les pasaran un cuchillo por la zona”.
Los datos revelan que casi el cien por cien de la población tiene almorranas, causadas por un exceso de presión en el interior de las venas hemorroidales, aunque el 35% pueden llegar a sufrirlas de forma aguda.
Son especialmente frecuentes en las mujeres de 28 a 43 años, debido a los embarazos, aunque generalmente se trata de un trastorno puntual que puede desaparecer tras el parto.
Las personas que practican sexo anal están “significativamente expuestas” a padecerlas, además de otras patologías como prolapso rectal, incontinencia, fisuras al tiempo que tienen “probabilidades elevadas” de infección.
En España, el 61% de los hombres homosexuales practica así el sexo y aproximadamente el 25% de los heterosexuales lo ha probado alguna vez, si bien uno de cada doce lo hace regularmente, “convirtiéndose en población de riesgo”.
El 60% de los pacientes que acuden el médico por hemorroides son varones, un dato que podría explicarse porque las mujeres soportan mejor el dolor y tienen menos posibilidades de ausentarse de su entorno laboral y familiar.
Los proctólogos constatan que los factores que contribuyen a aumentar la presión sobre las venas rectales son los cambios de hábitos de vida de la sociedad actual: estrés, grave tendencia al sedentarismo y alimentación no saludable.