Esos son algunos de los países donde aún viven muchos afectados por la causa de los niños robados, nacidos entre 1950 y 1990, según ha asegurado Barroso en un desayuno informativo de Nueva Economía Forum, en el que ha participado también la portavoz de la Plataforma de Afectados de Clínicas de Toda España de la Causa de Niños Robados, Mar Soriano.
Soriano ha pedido al presidente de la Comisión de Justicia del Congreso de los Diputados, Alvaro Cuesta, que ha presentado el acto, que se abra una comisión de investigación sobre estos hechos, algo que ya pidieron los afectados cuando comparecieron en la Cámara Baja el pasado 15 de marzo.
Cuesta le ha subrayado que la Comisión de Justicia está comprometida con la causa y que los diputados quieren reforzar el diálogo que iniciaron con los afectados, y les ha asegurado que antes de que acabe la legislatura les convocarán a una nueva sesión parlamentaria para evaluar el cumplimiento de los compromisos adquiridos y de "los obstáculos que deben ser removidos".
Uno de los "obstáculos" que encuentran los afectados para localizar a sus familiares, según Soriano, es el acceso a la información y a la documentación sobre los nacimientos y fallecimientos, que entidades sanitarias, instituciones eclesiásticas y demás organizaciones han "clasificado" a lo largo de todos esos años.
Por ello insisten en solicitar la apertura de todos los archivos administrativos, hospitalarios, eclesiásticos y de cementerios para esclarecer la trama que los afectados denuncian y que requiere, en su opinión, la intervención conjunta de la Fiscalía, los jueces y la implicación de la Audiencia Nacional, que se inhibió del asunto.
Hasta el momento, el Ministerio Fiscal tiene abiertas 849 investigaciones en toda España por estos casos, de los cuales 162 casos han sido ya trasladados a los juzgados al haber observado indicios delictivos, que serán calificados como detención ilegal con la agravante de que afectaban a menores de edad.
Barroso ha descrito en este encuentro algunas de las "historias terribles" que lleva escuchando desde antes de que se constituyera la asociación que preside en febrero del año pasado.
Una de ellas la de Salvador, un vecino de Terrasa que con 22 años llevó a su mujer a parir a un hospital de esa localidad, donde vio nacer a su hija, una "niña preciosa".
Su mujer empezó a sentirse mal y fue trasladada a un centro de Barcelona, donde ella murió y donde él recibió la dramática noticia de que la niña también había muerto.
Hace un año, Salvador exhumó los restos de la pequeña y el análisis de ADN reveló que no era su hijo y que eran restos de un varón.
El caso de Begoña es diferente: era soltera, dio a luz a una niña, que ella vio viva, pero una monja, según ha relatado Barroso, le comunicó que había muerto.
Hace unos meses, mientras veía un programa de televisión sobre estos casos, pensó que el suyo podía ser uno de ellos y se puso manos a la obra. Tres días después la voz de su hija sonó en el móvil.
Son dos historias, pero así hay hasta más de 300.000, según Barroso; recién nacidos que fueron dados por muertos para luego ofrecérselos a otras personas que posiblemente no conocían esa ilegalidad, ya que a muchos les decían que habían sido abandonados por una mujer drogadicta, prostituta o que sus padres habían muerto en un accidente.
"Estamos ante un escándalo que constituye un drama", según Cuesta, y ese "drama" lo facilitó en su opinión el sistema político y jurídico imperante en España en esas fechas.