Cádiz
La explotación sostenible, clave para evitar los incendios
Después de los graves incendios que han arrasados centenares de hectáreas en lo que va de verano, los ecologistas demandan más medidas para repoblar las zonas afectadas y también para evitar que se produzcan en el futuro.
Al crear empleo de manera directa los bosques estarían más vigilados durante todo el año y formarían parte de las preocupaciones de la gente, aseguran varios representantes de organizaciones ecologistas, que han pedido mayor coordinación estatal en gestión forestal y “no 17 políticas diferentes”, una por comunidad.
El parque natural de Los Alcornocales, el de la Serranía de Cuenca y el bosque de Urbión, situado entre Burgos y Soria, son algunos de los ejemplos de bosques sostenibles en España. El de Urbión es el único que pertenece a la Red de Bosques Modelo porque alberga más de 150 empresas dedicadas a la silvicultura que dan trabajo al 50% de la población activa de la comarca.
Salvo excepciones como éstas, Miguel Ángel Soto, de Greenpeace, considera que en España, “donde la mitad de su territorio es forestal”, no hay suficiente inversión en este sector en comparación con lo que se destina a la agricultura, la minería o la pesca.
A su juicio, el problema no es sólo la falta de dinero sino la mala gestión, ya que “de nada sirve plantar 45 millones de árboles, como prometió Zapatero, si este año ya han ardido 45 millones de árboles”.
Todos los expertos consultados por Efe han coincidido en que hace falta mayor coordinación estatal en la gestión de bosques.
En concreto, Félix Romero, de WWF, ha criticado que el papel de la administración central se reduzca a “dar dinero a las autonomías sin condiciones” e “invertir en aviones y militares” en el momento del incendio.
Por su parte, el presidente de la Fundación Bosques de la Tierra, Mario Robles, ha advertido de que hay una “disparidad tremenda” en lo que cada autonomía invierte en bosques, ya que Castilla y León aporta 4,4 euros por hectárea, mientras que Madrid invierte 130 euros.
Además de las plantas medicinales, la ganadería o el turismo, la utilización de biomasa como combustible es otro de los usos propuestos.
La retirada de ramas secas y restos de aserraderos y su venta para transformarlos en biomasa evitaría que éstos ardieran y supondrían ingresos para las Consejerías de Medio Ambiente, según estas organizaciones, que han solicitado un plan energético que incluya la biomasa y que ayude a impulsar, además, las zonas rurales.
En cuanto a la reforestación de las zonas incendiadas, Romero, de WWF, aunque ha reconocido que España ha ganado masa forestal, ha lamentado que sólo se restaura el 30 ó 40% de lo quemado y que se hace en función de la “presión mediática y social” del momento del incendio.
Antonio Martínez, del Instituto de Investigaciones Ecológicas, ha señalado que tras un incendio hay que repoblar la zona lo antes posible con arbustos y matorrales que crecen rápido y dan “calidad” al suelo, mientras que desde Greenpeace, Soto ha apostado por esperar un tiempo prudencial, “unos dos años”.
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