Estamos ante una película que rinde tributo a la vida. Estamos ante una película que rinde tributo a la amistad. Estamos ante una película que es una declaración de amor a los animales, ejemplificada en ese tierno y adorable perro anciano, Truman, por el que su compañero humano tanto se preocupa. Estamos ante una película que valora el tiempo que le queda a un actor seriamente enfermo, como algo precioso y único. Estamos ante una película que da cuenta, momento a momento, pero con sabias elipsis, de cuatro días compartidos por dos hombres, unidos por fuertes vínculos, tan inolvidables como irrepetibles.
Estamos ante una película con un itinerario a dos, tan difícil como necesario. Estamos ante una película con un notable sentido del humor. Estamos ante una película que le planta cara a la Parca. Estamos ante una película que no banaliza, ni dramatiza, a la maldita enfermedad maldita. Estamos ante la decisión de un ser vulnerable, bravo y consecuente, que toma las riendas de su propio final. Estamos ante una película poderosamente emotiva en su expresión y en su contención. Estamos ante una película sentimental, en el más digno sentido del término.
Estamos ante una película que trata, algo muy propio y estimable de su firmante, sobre varones sensibles, que se quieren y lo demuestran, afrontando lo peor. Estamos ante una película que no teme nombrar lo innombrable. Estamos ante una película que encara la crudeza de los preparativos. Estamos ante una película que aborda una despedida irreparable, sin mixtificaciones. Estamos ante una película sobre la generosidad y sobre el dolor. Estamos ante una película en la que las miradas y los silencios cuentan tanto como las palabras. Estamos ante una película que provoca sonrisas y lágrimas, pero que no las fuerza.
Estamos ante una película con una puesta en escena estilizada, elegante y sugerente. Estamos ante una película que sabe filmar y encuadrar ciudades e interiores. Que sabe filmar y encuadrar espacios y personas. Estamos ante una película habitada tanto por la tragedia como por el valor de la existencia. Estamos ante una película llena de ilustres cameos en los nombres propios de Elvira Mínguez, Silvia Abascal, José Luis Gómez, Eduard Fernández, Francesc Orella, Javier Gutiérrez, Nathalie Poza, Álex Brendemühl, Pedro Casablanc… el orden de los factores no altera el producto.
Estamos ante una película que nos descubre a una maravillosa Dolores Fonzi. Estamos ante una película que nos regala dos extraordinarias interpretaciones de Ricardo Darín y Javier Cámara. Estamos ante una película que es una de las elegidas para debatir en nuestra próxima tertulia de cine del miércoles que viene, 4 de noviembre.
108 minutos de metraje. La dirige Cesc Gay -cosecha del 67, ‘Krampack’, ‘En la ciudad’, ‘Una pistola en cada mano’…- La escriben conjuntamente su propio realizador y Tomás Aragay. La fotografía, muy bellamente, Andreu Rebés. La música la subrayan Nico Cota y Toti Soler.
Estamos ante una película tan disfrutable por audiencias mayoritarias como por minorías exigentes y cinéfilas. ¿Se ha escrito ya que no deberían perdérsela…?
* Para Maribel y Lolita, una humana y una gata, cuyas ausencias pesarán siempre. In memoriam