Cuando se habla de cultura y arte se tiende a pensar en largas salas repletas de cuadros o grandes teatros llenos dispuestos a escuchar cualquier representación musical. Pero este arte y esta cultura también esta presente en las pequeñas salas en las que los cómicos intentan escalar, llegar a esos grandes teatros mientras hacen las delicias de todo el público. Uno de los cómicos que se encuentra despuntando en el panorama nacional es José Cabrera, un jerezano afincado en Madrid que con su nuevo espectáculo, Rabia y Miel, busca dar un paso más allá en su carrera.
“Yo llevo seis años dedicándome a esto y siempre he sido aficionado. Ver y consumir comedia de stand up, siempre me ha gustado. Cuando me vine a Madrid, la consumía muchísimo en vivo y un día me picó el gusanillo y me pregunté por qué no me subía a contar historias”, explica el cómico jerezano especializado en los stand up, que se basa en los monólogos de cómicos. Se trata de una modalidad de comedia que en España instauró en su día Comedy Central o Paramount Comedy o como sintentiza Cabrera, “un cómico realizando historias”.
“Estoy es un formato como cualquier otro y hay gente que prefiere hacer chistes sobre cosas mas costumbristas o hay gente que habla de cosas más personales… yo personalmente tengo un estilo muy propio porque intento que todos los temas de los que hablo pasen un poco por mí. Hago también mucha política, la verdad”.
En su caso, asegura que es de esos cómicos que “se nota bastante las opiniones… al final es humor y es ficción, siempre hay su parte de interpretación que quizás no se corresponde con mi opinión real”.
Y justo sobre eso, sobre opiniones, sobre su lado más personal, es sobre lo que se basa su nuevo espectáculo, Rabia y Miel. “Es el tercer espectáculo personal que estoy haciendo y es un poco en el que he vertido más opinión. Los otros dos estaban mas basados en anécdotas. Este es un poco más ideológico y de cómo me siento como andaluz viviendo fuera”, señala para referirse a su lado más personal.
“Estoy lleno de inquietudes y de dudas e intento tomármelo con humor todo”, asegura. En este espectáculo busca un paso más allá en la trayectoria de este cómico, aunque como él mismo afirma, se trata de una obra en la que no tiene “ninguna pretensión. Lo que trato siempre es de ser muy honesto, conmigo mismo y con el público y el tiempo te va dando el camino que va siguiendo. Yo no busco cambiar a nadie ni hacer ver a nadie nada, no quiero ser pretencioso, si lo fuera, fracasaría”, indica.
Seis años luchando día a día
Una experiencia de seis años que le ha servido para labrarse una trayectoria y una experiencia que a día de hoy le sirve para asentarse y saber qué es lo bueno y qué es lo que tiene que desechar a la hora de la creación. A pesar de esto, como es natural, durante estos seis años, también ha tenido experiencias desagradables, máxime tratándose de un humorista que expresa tan férreamente sus convicciones.
El propio Cabrera admite que “hay de todo, hay gente que, aunque sea muy contraria a lo que yo pueda pensar, pero se lo toma a bien y se divierte… al final cuando compras una entrada para un espectáculo se entiende que todos hemos venido a divertirnos y hay que entenderlo”, añadiendo que a la hora de consumir comedia no cree “que por pensar de una manera o de otra, no estemos acotando a nuestro público. Yo creo que es muy personal, a mí me gusta más la comedia que mete el dedo y no la que es más blanca. Yo hay veces que me gusta consumir una comedia que me meta más caña y lo bueno es que seamos capaces de disfrutar de todo”.
Tras ello, el cómico admite que, dentro de los escenarios, por suerte, no ha tenido “nada serio porque todo queda en la anécdota, pero a mí se me ha levantado gente y se me ha ido e incluso con griterío… me lo tomo como una anécdota puntual y ya está. Creo que sobre el escenario suelo ser más cañero y agresivo y algún que otro día les he contestado, aunque me considero fuera del escenario una persona muy amigable y tranquila”.
En el plano de la creación, una cuestión que suele llamar la atención es la del proceso de creación del monólogo, sobre cómo se gestan estas divertidas historias. Sobre ello, José Cabrera admite que, como en cualquier modalidad, “cada uno tiene sus formas, pero mi experiencia personal dice que depende para qué y para quien esté escribiendo. Si estás trabajando para alguien, pues es complicado porque te cierran unos guiones, una línea editorial… cuando escribo para mí no tengo más metodología de trabajo que escribir, escribir y escribir. Trato de escribir todos los días unas 2 o 3 horas y de ahí, el 90% no suele servir para nada, y esta insistencia te hace ver que lo que vale es ese 10%”.
Esta exigencia le ha servido a este cómico jerezano afincado en Madrid para labrarse una interesantísima carrera que le ha llevado a compartir escenario con cómicos como Ignatius Farray, Valeria Ros o Pablo Ibarburu y que el próximo 1 de abril, llegará a su ciudad natal con su espectáculo Rabia y Miel en el Corral de San Antón.