No andamos sobrados últimamente de comportamientos edificantes, de gestos y acciones que nos reconcilien con nuestra vida en sociedad y con nosotros mismos. Bien es cierto, que cuando toca presumir de virtudes propias, destaca siempre la generosa proporción de españoles que deciden convertirse en donantes de órganos. No solemos ocupar puestos de honor en muchos ranking mundiales, pero en el de trasplantes llevamos ni más ni menos que 32 años consecutivos en cabeza. Es para estar orgullosos de cada una de las 5.861 operaciones de trasplante que se llevaron a cabo en nuestro país en el último año.
Este dato, frío como lo son todos, tiene una lectura distinta: supone que casi seis mil familias seguirán disfrutando de sus seres queridos, y solo por la generosidad y gracias a la conciencia de otros tantos, que antes de su partida decidieron que se querían ir por la puerta grande, demostrando no solo empatía sino sobre todo un sentido práctico.
Yo tengo mi carnet de Donante de Órganos, al igual que muchos de mi entorno, gracias al empeño del Doctor Pérez Bernal que, entre otros colectivos, se patea las hermandades y cofradías de Sevilla en busca de donantes. Igualmente, son muchos los pasos de palio, ahora que estamos en Cuaresma y se acerca la Semana Santa, los que llevan un cirio en su candelería fundido por el propio Pérez Bernal con la leyenda rotulada de “Lágrimas de Vida”.
Por eso, cualquier iniciativa por peregrina que pueda ser y que se lleve a cabo en este sentido siempre es de agradecer. Toda acción de visibilización, de concienciación o de divulgación de la donación de órganos es bienvenida. Y aquí toca reconocer y aplaudir hoy al Centro Comercial Nervión Plaza, que ha tenido a bien producir y estrenar un corto de cine, con el evocador título Te doy mi corazón, con el único objetivo de sensibilizar a la población sobre esta materia.
No se lo pierdan, va a estar disponible en breve en las redes sociales del centro comercial. Los que lo hemos visto ya no hemos podido evitar emocionarnos. Está muy bien hecho, transmite mucha verdad y sobre todo porque inevitablemente nos coloca a todos en alguna de las dos facetas de una misma realidad. El que llora por la pérdida y el que sonríe ante la esperanza. Las dos caras de la única realidad que nos trata a todos por igual.
Y háganse donantes de órganos. Todos saldremos ganando.