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Los repetidores se atascan en la ESO

Hay alumnos que terminan la Primaria sin haber asimilado las competencias básicas y pasan a Secundaria, donde arrastran un déficit. Si no hay base, no pueden seguir el ritmo?, explica a Efe el presidente de la Asociación Nacional de Catedráticos de Instituto (Ancaba), Felipe de Vicente...

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  • Dos escolares madrileños leen y comentan sentados a las puertas de un instituto de Enseñanza Secundaria Obligatoria. -
Hay alumnos que terminan la Primaria sin haber asimilado las competencias básicas y pasan a Secundaria, donde arrastran un déficit. Si no hay base, no pueden seguir el ritmo”, explica a Efe el presidente de la Asociación Nacional de Catedráticos de Instituto (Ancaba), Felipe de Vicente, como una de las causas de las repeticiones.

Según las estadísticas, cuatro de cada diez alumnos (cinco si son varones) llegan al último año de la educación obligatoria (cuarto de ESO) con más de 15 años (edad idónea para ese curso), de lo que se deduce que antes han repetido alguna vez. Entre estos, el 35% comienza a descolgarse en Primaria y el 65% en Secundaria.

“Este desfase influye en la baja tasa de titulaciones en Secundaria Obligatoria e incide en el abandono escolar prematuro”, constata el Consejo Escolar del Estado en su último informe, referido al curso 2007-2008.

Son asuntos que están en las conversaciones con vistas a un pacto social y político por la educación propuesto por el Gobierno, donde también se analizan la rigidez del sistema educativo, la estructura y duración del Bachillerato y la modernización de la FP.

Los 15 años son también la edad de referencia de la evaluación internacional de alumnos PISA. En su última edición (2006), el nivel de comprensión lectora de los españoles bajó de forma “muy notable”, el de matemáticas fue “ligeramente inferior” y el de ciencias apenas varió en comparación con 2003, con resultados inferiores a la media ponderada de la OCDE.

¿Por qué se falla en matemáticas o en comprensión lectora? “Estamos en una sociedad audiovisual. Los chicos ven la televisión y no leen libros. Es la razón fundamental”, responde De Vicente, que es catedrático de Historia.

La portavoz de la Asociación de Profesores de Secundaria (APS) de enseñanza pública, Blanca García Olmos, opina que se ha bajado el nivel de exigencia tanto que los que pueden y les gustaría estudiar “se aburren y se desenganchan”.

García Olmos, que ha enseñado Latín, Griego y Cultura Clásica en la ESO durante 14 años, comenta a Efe que la estructura del sistema es “nefasta”, los alumnos “sólo pueden repetir una vez” en Primaria y pasan a Secundaria, asegura, con deficiencias que ya no se pueden corregir.

En ESO tampoco es posible repetir más de dos cursos, así que un alumno puede acumular “muchísimos suspensos” y no pasará “nunca” al Bachillerato, asegura.

“Realmente, el fracasado es el sistema que tenemos. Con la LOE, no ha cambiado nada”, apostilla García Olmos.

Sin embargo, el presidente de Ancaba matiza que las repeticiones pueden deberse a varias causas: enfermedad o problemas familiares del estudiante o hijos de extranjeros incorporados tardíamente al sistema educativo, aunque también menciona los “objetores escolares”.

Los estudiantes de origen inmigrante son el 10% de todos los no universitarios.

Sólo un 33% de los de primera generación (los padres y ellos han nacido en el extranjero) de la escuela pública están escolarizados en el curso que les corresponde por edad, y llegan al 51,52% en la privada concertada, según un estudio de los profesores de la Universidad Complutense Daniel Santín y Javier Salinas, publicado por la Fundación Alternativas.

El informe asegura que los inmigrantes repiten más y rinden menos que los españoles en la escuela pública, pero la distancia de resultados entre ambos grupos de alumnos es menor o inversa en los centros privados. En el rendimiento influyen el nivel cultural y socio-económico de los padres y el efecto de los compañeros.

Sobre los muchachos que reniegan de la escuela, De Vicente indica que se sienten forzados a asistir a clase, sin ningún interés por aprender, mantienen una actitud negativa y a veces hacen novillos, principalmente en los últimos cursos de ESO.

“Con dos objetores que tengas en el aula, tienes un problema –certifica García Olmos–. Están todo el rato molestando e impidiendo dar clase. Perjudican a todo el grupo”.

Con medias que rondan el 30%, aunque hay variaciones significativas entre comunidades y sexos, “las principales debilidades de España en materia educativa continúan siendo las elevadas tasas de fracaso escolar y de abandono prematuro, que prácticamente doblan la media de la UE”, reconoce sin tapujos el Gobierno en el informe de 2009 del Programa Nacional de Reformas.

Su reducción es el reto principal de la política educativa, a pesar de que la matriculación haya aumentado el curso pasado en la Secundaria postobligatoria (1,2% en Bachillerato y 5,9% FP), lo que podría relacionarse con la crisis económica.

El Consejo Escolar coincide en que el problema más grave es la baja tasa de éxito académico en la ESO.
Según ha anunciado recientemente la Comisión Europea, la UE no cumplirá los objetivos de mejora educativa de 2010 y España, concretamente, ha empeorado en la mayoría de los indicadores esenciales.

El titular de Educación, Ángel Gabilondo, replicó que la situación española es mejor y que los datos de la Comisión “no están actualizados”. El ministro ha destacado la escolarización gratuita de prácticamente todos los niños de entre 3 y 6 años, y que la inversión pública en educación ha subido a casi el 5% del PIB.

Las evaluaciones PISA permiten comprobar que la repetición no es solución, principalmente si no se acompaña de atención específica.

El Ministerio de Educación ha multiplicado los Programas de Apoyo y Refuerzo para estudiantes de Primaria y ESO (PROA), que comenzaron en 600 centros (2005) y este curso se aplican en 3.500. De ellos se benefician 310.000 alumnos (240.000 en ESO).

Cofinanciados al 50% por las Comunidades Autónomas, la administración central habrá invertido cerca de 200 millones de euros en cinco años.

Según las encuestas, la mayoría de profesores opina que los PROA mejoran los hábitos de lectura y reducen el absentismo escolar.

“Si tuviéramos un modelo de educación más individualizada, no haría falta la repetición”, atestigua el presidente de Ancaba.

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