El tiempo en: Conil

Curioso Empedernido

Las voces y los ecos

Es preferible que dudemos (...) a que nos envuelva el ruido ensordecedor de la soberbia y no nos dejemos llevar por la suave y armoniosa sinfonía de la humildad

  • Juan Antonio Palacios. -

Tal vez quien mejor haya musicado la poesía de nuestro poeta universal Antonio Machado, haya sido el cantautor Joan Manuel Serrat retirado de los escenarios que no de jugar con las notas y las palabras, recuerdo aquel retrato machadiano “A distinguir me paro las voces de los ecos, y escucho solamente entre las voces, una”.

Sin el paisaje sonoro de cada espacio no nos sentimos en condiciones de estar bien, por eso es importante bailar en nuestras calles y barrios o cantar en cada balcón o en cada esquina tocar algún instrumento. Desde versiones originales intentamos capturar historias, visibilizando fantasías u ocultando realidades.

Con el inexorable paso del tiempo, aunque nada quede definido descubrimos nuestra transformación personal, “conversando con el hombre que siempre va con nosotros “, y que nos invita a mirar más allá de nuestras certidumbres y costumbres visuales y nos atrevemos a dudar sin complejos y a interpretar con libertad lo que la realidad nos plantea.

Cada personaje tiene su sonido y su música particular, sinfonías que nos conmueven o nos dejan frio como el mármol, y vamos construyéndonos entre flexibilidades y enrocamientos, triunfos y derrotas, miradas y cegueras, sumisiones y rebeldías, juicios y sentencias, llantos y alegrías, caras y cruces, talentos y torpezas.

En demasiadas ocasiones los políticos no saben ver y oír lo que la sociedad les pide y les grita, y o no saben que hacer o sus actuaciones son inadecuadas o insuficientes, de tal manera que en muchas ocasiones da la sensación de que nos referimos a dos mundos separados por una gruesa línea, en la que en una parte están algunos gigantes con todo el poder y en otros miles de enanitos desamparados.

No saben distinguir con claridad entre militantes y dirigentes, estableciendo una jerarquía que no es sino disponibilidad y servicio, confunden en un intento patrimonialista, partido, electorado, sociedad e instituciones, lo que inevitablemente conducen a una atmósfera de corrupción.

Hablan, hablan, y hablan hasta la saciedad de sus cosas, pero no dicen nada sobre cómo resolver nuestros problemas, y se sienten atrapados emocionalmente en una telaraña de fantasía que sólo existen en sus elucubraciones.. Hay momentos que la vida nos lleva a hacernos preguntas trascendentales a las que no encontramos respuestas.

Es preferible que dudemos ante un cambio de perspectiva, a que nos envuelva el ruido ensordecedor de la soberbia, y no nos dejemos llevar por la suave y armoniosa sinfonía de la humildad. Con frecuencia nos intoxican con frases y expresiones frívolas y argumentos insustanciales.

Aunque aspiremos a dejar nuestra huella en todo lo que hacemos, hemos de admitir que como humanos somo imperfectos y contradictorios. En ese baile de equilibrios y desequilibrios, no hay que dejar de escuchar la voz de nuestros sueños si queremos marcarnos nuevos planes con los que descubrir posibilidades desconocidas.

Entre silbidos y silbatos, paraísos e infiernos, promesas con sabores y melodías con olores, palabras que construyen y voces que cohesionan, tímidas alegrías y escandalosas tristezas, la disponibilidad para aprender y la audacia para actuar, y vamos escribiendo nuestras historias entre salidas y llegadas.

Nos perdemos muchas cosas que no podremos recuperar por mucho que nos esforcemos. La vida, hay veces, que nos sitúa en la cima, y somos reconocidos y admirados, pero hemos de estar preparados para caer en la profunda fosa del olvido y el desconocimiento, porque este andar el camino siempre nos da una de cal y otra de arena.

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