La saga de la llegada del pívot Anthony Davis a Los Angeles Lakers concluyó este sábado con su presentación oficial como nuevo jugador y estrella del equipo, a la que asistió su gran valedor y amigo, el alero LeBron James, pero sin que pudiese tener el No.23 en su camiseta sino el 3.
La frustración de no haber podido vestir el No.23 que tuvo como universitario con Kentucky y luego con los Pelicans de Nueva Orleans, no le impidió a Davis presentarse ante los periodistas pleno de felicidad y sobre todo de confianza que a partir de ahora los Lakers serán un equipo ganador, que podrán superar a cualquier rival.
"Nuestra plantilla se puede enfrentar a cualquiera", destacó Davis. "Me siento seguro que en una serie de siete partidos saldríamos victoriosos".
Antes que Davis fuese tan categórico, el polémico y cuestionado gerente general de los Lakers, Rob Pelinka, ya lo había calificado como "el joven jugador de baloncesto más dominante del mundo".
Mientras que de fondo estaban las pancartas que cuelgan sobre él recinto de entrenamiento de los Lakers para recordarles a todos que estaban en territorio de la segunda franquicia más importante en la historia de la NBA (16 títulos de ligas), que se encuentra ansiosa por recuperar de nuevo ese nivel de equipo ganador y campeón.
La incorporación de Davis, exnúmero 1 en el sorteo universitario y seis veces All-Star, traspasado por los Pelicans de Nueva Orleans, es el paso decisivo que necesitaban para alcanzar ese objetivo.
"Obviamente, fue difícil para mí abandonar una ciudad en la que he estado jugando durante siete años, pero creo que fue lo mejor para mí en todos los aspectos", reiteró Davis. "Pero cuando descubrí que me intercambiaban con los Lakers, me di cuenta de que era una oportunidad increíble para mí estar aquí con una organización maravillosa, y luego jugar junto a LeBron (James)".
Davis, de 26 años, no tiene ninguna duda que ahora ya está en una organización que tiene la seguridad en la que cada temporada va a luchar por el título y ser ganadores, algo que no pudo vivir durante todo el tiempo que perteneció a los Pelicans, siete temporadas.
"Acabo mi incertidumbre sobre el futuro profesional y sobre las aspiraciones que tengo como profesional", subrayó Davis, cuya única frustración hasta el momento con los Lakers ha sido que al final, al menos por la temporada del 2019-20, no podrá llevar el No.23 que vistió como jugador universitario y con los Pelicans.
Aunque James, portador del mismo con los Lakers, se lo quiso ceder, la compañía de las camisetas de la súper estrella del equipo angelino no lo vio aconsejable por las perdidas que podría suponer a todas las partes y al final tendrá el No.3, el mismo que llevaba en la escuela cuando era niño.
El cambio de camiseta planeado para la temporada 2019-20 se pospuso debido a posibles problemas de producción y financieros con el fabricante Nike, reconoció Davis.
Los fanáticos que compraron la camiseta con el 23 de James, que uso durante sus estancias con los Cavaliers de Cleveland y la pasada temporada con los Lakers, no tendrá que hacer un gasto extra, por ahora.
Después de que los Lakers acordaron un intercambio exitoso con Davis el mes pasado, James pareció confirmar en las redes sociales que volvería al No. 6, que llevaba con el Team USA en los Juegos Olímpicos y con el Miami Heat, y le dio No. 23 a Davis.
Pero al final Davis, como había anunciado a través de Instagram, la noche del viernes, fue presentado con el No.3 en la camiseta de los Lakers.
"No importa el número que lleve, lo que si tenemos muy claro es que estamos ante el jugador de baloncesto más completo", destacó Pelinka. "No hay nada que no pueda hacer. Puede tirar, crear jugadas, defender de 1 a 5, proteger el aro y llevar la pelota".
Pelinka también destacó la dedicación y la profesionalidad que presenta Davis dentro y fuera del campo.
"Sencillamente no hay comparaciones y tenerlo ahora significa mucho para nosotros porque sabemos que será un pilar importante de presente y futuro, algo por lo que nos sentimos muy orgullosos", subrayó Pelinka, que estuvo sentado al lado derecho de Davis, mientras que al izquierdo tuvo al nuevo entrenador de los Lakers Frank Vogel.
Mientras James, cuatro veces ganador del premio de Jugador Más Valioso (MVP) de la liga se encontraba de manera discreta en la parte de atrás del gimnasio con una sudadera amarilla puesta y una gorra de béisbol negra que se apoyaba cómodamente en su cabeza.
James era consciente que formaba parte de una jornada que será trascendental para tanto para su legado personal como para el futuro de la segunda dinastía de la NBA, dado que él fue quien al final dio la luz verde a la llegada de Davis a los Lakers.