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El jardín de Bomarzo

Luz roja por Navidad

Mientras la vida rueda, una nota en un periódico aparta el sueño y la memoria retrocede porque para entender lo de hoy es imprescindible enfocar a ayer y si lo de hoy se resolverá mañana, lo de ayer corresponde a hoy

“Se sabe cómo se empieza, pero nunca cómo se acaba”. Francisco G. Cabaña.

Mientras el país se atasca entre las líneas rojas marcadas por la jornada electoral, la parálisis momentánea ante la falta de salidas, el independentismo creciente e intereses personales y partidistas, mientras la Navidad aflora, los villancicos suenan y las calles y los escaparates lucen, mientras la vida rueda, una nota en un periódico aparta el sueño y la memoria retrocede porque para entender lo de hoy es imprescindible enfocar a ayer y si lo de hoy se resolverá mañana, lo de ayer corresponde a hoy. Otro golpe judicial, y acometo, toca al Ayuntamiento de Jerez en las figuras de su ex alcaldesa, Pilar Sánchez, y de una de sus concejalas al ver desestimados sus recursos ante el Tribunal Supremo, que les confirma condenas de prisión de 4,5 y 2,5 años, respectivamente, por un delito de prevaricación, falsificación documental y malversación de caudales. Pacheco, hay que recordar, ya lleva más de un año entre barrotes y la sombra del Supremo persigue a Pelayo, a la que parece quedar poco tiempo para ser llamada a declarar y que irá una vez se constituyan las Cortes al tener vía libre el suplicatorio. Desde hace 36 años, cuatro alcaldes, uno en prisión, otra a punto de entrar, si el recurso de amparo ante el Constitucional no lo remedia, y otra cuestionada judicialmente a la espera del desenlace del proceso judicial. Hechos indiscutibles que, desvelado y con las luces rojas de Navidad en Jerez iluminando a ráfagas el teclado, me asaltan. ¿Es esto normal? ¿Qué ha pasado?

Wikijardín. En España hay 8.122 municipios y desde 1979 se han producido diez elecciones municipales; si de media, por establecer una, cada alcalde o alcaldesa ha estado dos legislaturas saldría que durante nuestra democracia ha habido unos 40.000 alcaldes. Repasando la hemeroteca y buscando casos de munícipes condenados a prisión, los resultados son: por un lado la cifra no alcanza los cien y la mayoría se derivan de procedimientos judiciales de los últimos diez años. En segundo lugar, casi la totalidad de los condenados gobernaron municipios pequeños, salvo Marbella, Jerez y poco más y, por último, el  hecho delictivo más repetido es corrupción urbanística o beneficiarse personalmente de manera ilegal o a un familiar. Condenado a 18 meses de prisión el ex alcalde de Brenes por prevaricación urbanística, el de Monterroso a siete meses de cárcel por retirada ilegal de multas, el de Yaiza a seis meses por dar licencia de construcción ilegal; a un año y nueve meses el ex alcalde de Puerto Serrano, que gastó 25.169 euros de las arcas municipales en la floristería de su mujer, en prisión el ex alcalde de Torrevieja por tres años por corrupción urbanística, dos años para el ex alcalde de Fuente Palmera por retirar de la caja municipal dinero para su provecho y, también, para repartir en concepto de préstamo entre numerosos vecinos. El ex alcalde de Tolox, a 45 meses de cárcel por varios delitos urbanísticos, el de Taberno, a seis meses de prisión por un delito de prevaricación urbanística y tres años para el ex alcalde de Cogollos Vega, que permitió a su cuñada construir una casa ilegal y le facilitó que tuviera suministros de agua y luz. Condenado a 21 meses de prisión el alcalde de Fines por delito urbanístico, mientras que el TS confirma la condena de dos años de prisión al ex alcalde de Guijo de Santa Bárbara por licencia de obras falsa (…). Difícil de encontrar alcaldes en la cárcel por enchufismo o por rebajar ilegalmente el precio de un suelo en un parque empresarial e imposible localizar municipios en los que dos alcaldes consecutivos hayan sido condenados a prisión y un tercero esté a la espera de sentarse ante el juez.

Luces rojas. En Jerez, tras seis legislaturas gobernadas por Pacheco, en su gran parte con mayoría absoluta y durante las cuales reinaba el respeto entre los distintos partidos políticos y, de hecho, políticos históricos relatan las buenas relaciones personales fuera del salón de Plenos, las elecciones de 2003 dieron un giro que marcó para siempre la historia del ayuntamiento. El PSOE, con Pilar Sánchez, ganó al PSA de Pacheco por algo más de 2.000 votos y nueve concejales, los mismos que alcanzó Pacheco y el PP, con Pelayo a la cabeza, se quedó en ocho; IU consiguió un solo representante. La noche electoral Pacheco anunció  “ahora toca el tiempo de las coaliciones” –muy al hilo de lo que sucede hoy, dicho quede-. Y así fue, hasta la investidura se sucedieron las negociaciones con vistas a un pacto de gobierno y, un día antes había cerrado un acuerdo entre las dos féminas a las que unía la idea de eliminar la figura del hasta entonces alcalde, Pedro Pacheco, por encima de la disputa entre dos formaciones opuestas, pero la misma noche, y a escasas horas del Pleno de Constitución de la Corporación, una llamada de Javier Arenas lo cambió todo, provocó el plantón de Pelayo a Sánchez y la posterior firma del pacto entre PSA y PP. Así sucedió.

Pilar Sánchez nunca le perdonó a Pelayo lo que consideró una traición con nocturnidad y alevosía, sin entrar a valorar las razones políticas que tuviera cada cual para, finalmente, alcanzar un acuerdo que consistía en dos años de gobierno para Pelayo y otros dos para Pacheco. Las aparentes buenas relaciones del principio fueron tornándose en complicadas y, al año, comenzó a circular el rumor de que el PP rompería el pacto; así fue, el 10 de diciembre de 2004 Pelayo cesa de Primer Teniente de Alcalde a Pacheco, quien, ya preparado, no tardó en cerrar pacto con Pilar Sánchez a través de una moción de censura contra Pelayo presentada el 31 de diciembre, también con luces rojas de Navidad jerezana parpadeando tal cual hoy, y con salida e investidura de Sánchez el 14 de enero de 2005. Pelayo nunca perdonó esto ni a Pacheco ni a Sánchez. Las relaciones de gobierno de ambos partieron con mutua desconfianza pero aparente sintonía, de hecho se comenta el inmenso ramo de flores remitido por Pacheco a la nueva alcaldesa. Poco les duró y el conflicto diario estuvo servido, de hecho durante finales de 2006 y principios de 2007 los desencuentros fueron continuos y el 26 de marzo Pilar Sánchez  rompió el pacto destituyendo a Pacheco y a todos sus concejales. Pacheco arremetió con dureza contra Sánchez, a la que descalificó con ese verbo ácido ante la mirada complaciente de un PP encantado con el espectáculo.

Las nuevas elecciones de 2007 dieron mayoría absoluta al PSOE y Pilar Sánchez, muy enfadada contra su ex socio de gobierno, no tardó en denunciarle por la contratación de dos asesores -por esta razón se encuentra en Puerto 3 con condena de cuatro años y medio de cárcel-;  Pacheco contraatacó con la denuncia a Sánchez por la contratación de 19 asesores, de la que fue absuelta. El PSA y en 2009, ya sin Pacheco pero con algunos ex concejales del mismo, denunció a Sánchez por el caso del PTA y, como resultado, son estos cuatro años y medio de cárcel. Del mismo modo, Pilar denunció a Pelayo por las contrataciones de FITUR en 2004 dentro del caso Gürtel, pendientes de desenlace judicial, y Pelayo, cuando ganó las elecciones de 2011, denunció a Sánchez por el llamado desvío de fondos y de la que fue absuelta respecto a la condena de prisión. Repasando, sólo faltó la vendetta entre Pacheco y Pelayo y viceversa. Me pregunto, ¿cuántos días Pilar Sánchez se habrá levantado arrepintiéndose de atravesar la línea roja, que hoy me parecen luces de alerta y que hasta ese momento ningún político había traspasado? Me imagino que todos los días.

Dejando a un lado los análisis políticamente correctos e intentando ser honesto, durante los primeros veinticinco años de democracia con el  incesante incremento de la actividad municipal y el continuo aumento de sus plantillas de personal, sin olvidar el boom urbanístico; con una sociedad sin crisis económica y, por tanto, muy permisiva y con una cultura nacional, en sangre, muy dada a aprovecharse de todo lo aprovechable, además de un poder judicial que evitaba la criminalización de la vida pública, con la doctrina de la intervención mínima del derecho penal en favor de la vía contenciosa-administrativa, me pregunto: ¿Cuántos alcaldes de España no enchufaron nunca a alguien de su partido?, ¿cuántos jamás beneficiaron, de un modo u otro, a alguna empresa amiga y pidieron fueran tratadas con cariño? Lo que ocurría es que existía esa regla de juego político no escrita, silenciosa, conocida y aceptada por políticos de la vieja escuela, esos que no convertían nada de todo esto en un asunto personal, esos capaces de tomar una copa en el bar de abajo tras haberse escupido dialécticamente en el Pleno, esos que, bien o mal, aceptaban llamarse perros judíos entre ellos pero que jamás utilizaban los tribunales porque sabían que es un arma de doble filo, corta carne sin preguntar por dónde. Pilar Sánchez lo olvidó y ya entonces se lo advirtió Cabaña, un viejo zorro que pese a sus muchas disputas en su prolongada vida política perdura y perdura y perdura como si estuviera dentro del conejito de Duracell.

Amanece, hoy es Nochebuena, mañana será Navidad; la luz roja del alumbrado público navideño parpadea en este Jerez condenado no porque sucediera lo que no en otros sitios y, sobre decir porque es obvio, todo delito merece ser penado, sino porque las prepotencias personales se antepusieron al hecho de no advertir que la política en la gestión pública es un medio para servir al ciudadano y no un fin del que servirse uno mismo y que mantenerse a cualquier precio, vengarse de cualquier modo, no consensuar con sensatez el mandato de la urna, no entender el objeto final de la causa no acarrea nada bueno y de eso dan fe alcaldes con diferentes procesos, algunos por llegar, que seguramente hubiesen actuado de otro modo de saber entonces lo que hoy saben.

Bomarzo

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