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El pobrecito hablador

#GraciasLuna

Estamos viviendo una crisis migratoria, obra del sátrapa marroquí, un dictador que no duda en usar a su pueblo como arma arrojadiza para obtener su beneficio

Publicado: 24/05/2021 ·
09:34
· Actualizado: 24/05/2021 · 09:40
  • El abrazo solidario de Luna. -
Autor

Francisco Palacios

Palacios es matemático y programador. Publicó su único libro hace ya unos años y sigue siendo el autor más leído de su calle

El pobrecito hablador

Escribo sobre lo que me gusta, pero sobre todo sobre lo que me disgusta, como un grito desesperado para no ganarme una úlcera

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  • Lo de la ultraderecha no tiene nombre, o al menos uno que no dañe los ojos de quien lo lea
  • Son muchos, pero no son mayoría. Gritan mucho, pero el volumen de su guirigay no les da la razón

Aún tengo el ánimo sobrecogido tras ver las imágenes de una voluntaria que abraza a un hombre que llora desconsolado, la viva representación de la caridad y de la humanidad, cuando me llega el fétido aliento de todos aquellos que han hecho que esta chica haya tenido que cerrar sus redes sociales ante el aluvión de insultos que ha recibido.

Estamos viviendo una crisis migratoria, obra del sátrapa marroquí, un dictador que no duda en usar a su pueblo como arma arrojadiza para obtener su beneficio, engañando a jóvenes y niños para que se jueguen la vida, sin importarle las que se puedan perder en el camino.

La respuesta de parte de la oposición no puede ser más desleal pues, en lugar de apoyar al Gobierno de su país frente a tal agresión, usa la crisis como arma política, como herramienta de desgaste en pos de un mísero montón de votos. Lo de la ultraderecha no tiene nombre, o al menos uno que no dañe los ojos de quien lo lea. Los mismos menores que el monarca alauita ha usado como herramienta de presión, el partido verde los ha utilizado como chantaje contra la Junta de Andalucía, amenazando con retirar su apoyo en el caso de que esos niños sean acogidos en nuestra comunidad autónoma.

Poco tardaron en buscar las redes sociales de la voluntaria, y acribillarla con toda la bilis que almacenan. Han inundado sus perfiles de comentarios pestilentes y vomitivos, alentados por las opiniones de cargos públicos que pasan, y de largo, la linea del discurso del odio.

Son muchos, pero no son mayoría. Gritan mucho, pero el volumen de su guirigay no les da la razón. Espero que la misma prensa que hoy se echa las manos a la cabeza no se preste como altavoz de sus opiniones, como han estado haciendo hasta hoy. Espero que todos aquellos que los apoyan con su voto y tienen hijos, se pongan en la piel de esos padres que ven que sus hijos no vuelven a casa, y no saben si han llegado muertos o vivos a la orilla. Y, sobre todo, espero que todos recuerden las palabras de otro emigrante:

  • Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?…
  • En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis.

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