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El Puerto

Siempre La Esperanza

La Cuaresma sigue dentro de nosotros; no hay cultos públicos, sí en nuestro interior; no habrá procesiones, sí imágenes en nuestra memoria inmortal y retina

Publicado: 14/03/2020 ·
17:10
· Actualizado: 14/03/2020 · 17:33
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  • Nuestra Señora de Gracia y Esperanza. -

378 días, y bajando. Esos son los días que faltan para que recuperemos el Domingo de Ramos de 2021. Hoy, más que un día de tristeza, es un día para la reflexión, la responsabilidad y sobre todo, para la esperanza. En estos días de incertidumbre y por mucho que la realidad nos obligue a renunciar a nuestra Semana Mayor, la concienciación es el mejor ejemplo que podemos ofrecer los cofrades.

Donde el tiempo es relativo por más que nos nuble la espera, la vida es mucho más; lo es todo, por lo que el miedo ante lo desconocido nos debe hacer más fuerte para abrir un nueva etapa y aprender que los valores se terminarán por imponer en esta sinrazón.

El tiempo es ahora nuestro mejor aliado en nuestra única salida; habrá un mañana y todo será una dura experiencia más vivida. El cofrade, el costalero, es solidario con el esfuerzo, con el compromiso, con la obligación. Jerárquico con las órdenes que se mandan.

En esa chicotá eterna que entre todos tendremos que caminar, sin ostentación, con humildad, con pasión y con cristianismo. No hay otra. No nos quedamos sin Semana Santa, recuperemos su sentido, el auténtico. 

En silencio, sin alardes ni exposiciones. Será también la que nos haga valorar fielmente lo ausente. De forma interna y pública cuando esta maldita enfermedad remita y la derrotemos. Porque el amor siempre triunfa, Siempre La Esperanza es la que nos guía a entender que todo tiene un porqué y una motivación de ser. 

No es un día para lamentarse ni para maldecir, la vida nos ofrece una oportunidad única de amar y de bendecir a esos Titulares que tanta presencia tienen en nuestro día a día y en nuestros corazones. La Cuaresma sigue dentro de nosotros; no hay cultos públicos, sí en nuestro interior; no habrá procesiones, sí imágenes en nuestra memoria inmortal y en nuestra retina.

Cambiemos esos besapies por el amor al prójimo que nos añora, esos besamanos por esos abrazos ahora perdidos. Aprendamos que no perdemos una Semana Santa, ganemos el respeto y tomemos la fuerza necesaria para que entre todos la venidera sea la más especial que nunca hayamos vivido. 

A la espera de esos 378 días, sé comprensivo, sé fraternal y solidario con los que más puedan o sufran esta enfermedad. También se es cofrade ayudando al que necesita de nosotros en estos duros momentos.

Y recuerda por más dolor y por más incomprensión sientas, Siempre La Esperanza.

 

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