Y ahora, todos corren a adjudicarse la autoría: los que están, por ejecutores, los que estaban
Bueno, pues por fin parió la burra. Porque no me dirán ustedes que esto del PREPICHYE –‘PREPICHE’ para los amigos- no ha sido el parto de la burra. Casi treinta años para sacar adelante un plan urbanístico para nuestro centro de ciudad, tan abandonado en los últimos años. Y ahora, todos corren a adjudicarse la autoría: los que están, por ejecutores, los que estaban, por el trabajo previo; los que acompañan, porque sin su presión este plan no hubiera llegado a buen puerto y el que pasaba por el pasillo a la hora del reparto, porque había hueco en el carro. Un plan que sólo moría, pero que entre todos estaban matando. Y yo me pregunto, ¿treinta años y sacan pecho? Años hemos estado encorsetados por la ausencia de esta ordenación. Este plan nos liberará del yugo de la Consejería de Cultura y de su beneplácito para actuar sobre un casco histórico que ha pasado de antiguo a viejo. Una consejería que en ocasiones, evidenciaba las diferencias de color político y que una y otra vez, esgrimía su potestad en función de la posición en el arco político del peticionario. Pero ha llegado el momento de olvidar colores y sacar el orgullo de pertenecer a una ciudad centenaria. Demos las gracias a los que nos han traído hasta aquí, a todos -hasta al del pasillo-, y pensemos mejor que hemos dado treinta vueltas de calentamiento antes de salir al campo. Queda mucho por hacer y le corresponde a la Administración Local evidenciar la ventaja de aprobar tan reclamado plan urbanístico. Queda mucho trabajo por hacer, ahora toca remangarse y cambiar de marcha. No nos podemos permitir más “vueltas al campo”, ahora toca jugar… y aquí, jugamos todos.