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España

El pesimismo no descansa

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Las bolsas no se dan una tregua. Y no es para menos. Los datos macroeconómicos van perfilando una situación realmente preocupante. La recesión en Europa es ya un hecho. También en España. Y en EEUU el desempleo se desboca en noviembre y alcanza niveles de quince años atrás. Casi 550.000 personas perdieron su empleo. Así que a los inversores no les llega la camisa al cuello. Ni los planes millonarios ni las bajadas de tipos de interés calman a los mercados. Los futuros del petróleo, que ha perdido el soporte de los 40 dólares, lo dice todo. La falta de actividad es generalizada y lo va a seguir siendo durante muchos meses. En España, el IBEX se ha dejado esta semana casi un 5%. Ha perdido la referencia de los 8.500 puntos y acumula una pérdida anual superior al 40%. Parece que el rally de fin de año tendrá que esperar. El sentimiento es muy negativo al igual que el de los consumidores que se sitúa en tasas históricamente bajas. También en nuestro país se conocían el viernes datos para la preocupación. El índice de producción industrial ha caído un 12,8%, algo que no se veía desde hacía quince años. El ladrillo está hundido, pero no se salva ningún otro sector. No hay relevo, y de ahí que estemos sufriendo más que nadie en términos de empleo. Ante esta situación tan grave la inactividad del Gobierno es clamorosa. Los planes puestos encima de la mesa dan risa, por no decir pena. Se diría que Zapatero ha decidido meterse debajo de la mesa y esperar a que escampe, entreteniéndonos con medidas que, o son pura propaganda y que no se podrán poner en marcha, o son absurdas e inútiles, como los 8.000 millones que se les van a dar a los ayuntamientos. Sin embargo, el deterioro es clamoroso por días. Ya el Banco de España asegura que estamos en recesión, y advierte del escaso dinero que bancos y cajas están suministrando a empresas y familias, complicando aún más las cosas. En fin, que no se ve la salida ni a corto ni a medio plazo y lógicamente los mercados lo están reflejando. Menos mal que poco a poco las familias irán notando en sus bolsillos la bajada del euribor y del precio del petróleo. En todo caso, será a cuenta gotas y dependiendo de cuántos de los hipotecados conserven su empleo. De no ser así, la bajada del euribor no logrará que su situación mejore. Hace falta un Gobierno que se lo tome en serio.

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