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España

Mil coronas para despedir a un líder

Los ciudadanos comenzaron a congregarse al mediodía de ayer frente a la Casa Rosada, en cuyas rejas han colocado flores, cartas y carteles para dar apoyo moral a la viuda, la presidenta Cristina Fernández. "Fuerza Cristina, Néstor vive en nuestros corazones", se lee en una pancarta

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  • Vista de las ofrendas florales frente a la Casa Rosada, en la ciudad de Buenos Aires. -
Banderas, cirios, fotografías, pancartas, pañuelos blancos... y más de mil coronas de flores para despedir a Néstor Kirchner, el hombre fuerte de la política Argentina, el dirigente más importante de la última década y el líder del partido peronista.

Una multitud rinde homenaje a Kirchner desafiando al viento y la lluvia en un día gris que los más viejos comparan con otro histórico día gris y lluvioso en el que despidieron al gran mito de la política argentina: Juan Domingo Perón, el 4 de julio de 1974.

Entonces, unas 150.000 personas desfilaron por el Congreso de los Diputados argentino y decenas de miles salieron a las calles para acompañar los retos del general.

Ayer, más de 100.000 personas, según cálculos extraoficiales, han desfilado por la capilla ardiente instalada en la Casa Rosada en las últimas 24 horas y miles esperan en las calles para darle el último adiós a Kirchner en su recorrido al aeropuerto desde donde sus restos serán trasladados a Río Gallegos, su ciudad natal, para ser sepultados.

Muchos argentinos han esperado más de diez horas de pie en una interminable fila que por momentos ha llegado a superar los dos kilómetros para acceder al Salón de los patriotas latinoamericanos de la Casa Rosada y despedir el féretro cerrado donde reposan los restos del ex gobernante y esposo de la presidenta Cristina Fernández.

Como era de esperar, los sindicatos y las organizaciones pro gubernamentales han movilizado a miles de personas en una demostración de fuerza, pero más allá de los acarreos ciudadanos de todas las edades y estratos sociales han acudido a rendir homenaje a Kirchner en un clima de tristeza y respeto.

Una de las mayores sorpresas ha sido la gran afluencia de jóvenes que han desfilado por la Casa de Gobierno, quizá debido a la presencia de Máximo, el hijo mayor del ex mandatario y líder de la organización juvenil kirchnerista La Cámpora, que se ha mantenido en todo momento al lado de su madre durante la ceremonia fúnebre.

También organizaciones humanitarias han participado activamente en esta multitudinaria despedida para recordar que Kirchner reabrió los juicios por delitos cometidos durante la dictadura (1976-1983).

Aunque las condiciones de acceso a la capilla ardiente han sido estrictas, no se ha permitido la entrada con flores, ni pancartas, carteles o cámaras y se ha pedido silencio y respeto, muchos de los seguidores del ex presidente no se han resistido a entregar a su esposa ofrendas para acompañar sus restos.

Sobre el féretro, cubierto con una bandera argentina, hay pañuelos blancos de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, una camiseta del Racing –el equipo de Kirchner–, dos rosarios, alguna flor y hasta un casco obrero de plástico amarillo.

El silencio de la capilla ardiente sólo se ha roto con vítores a Néstor Kirchner y a Cristina Fernández, letanías peronistas y la voz de algún cantante improvisado, como el joven que anoche entonó un emocionado Ave María o el anciano que ayer se arrancó con el himno argentino y fue seguido incluso por la presidenta.

Uno de los momentos más emotivos lo han protagonizado los camareros de la Casa Rosada cuya despedida de Kirchner en grupo provocó más de una lágrima entre los presentes, incluido el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández.

Fuera, en un lado de la Casa Rosada, más de mil coronas de flores, muchas de ellas enviadas por jefes de Estado, se apilan cerca del improvisado mural que han tejido miles de argentinos con carteles, flores, pancartas, fotografías y dibujos infantiles.

La Casa Rosada albergó la capilla ardiente del ex presidente argentino Néstor Kirchner durante 26 horas.
Aunque estaba previsto que el velatorio culminara a las 10.00 hora local (13.00 GMT de ayer) Cristina Fernández, decidió prolongarlo dos horas más debido a la multitud que a pesar de la lluvia esperaba para acceder a la sede

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