Juan Cuenca, el 'cerebro' del doble crimen de la pareja holandesa cuyos cuerpos aparecieron enterrados en cal viva y descuartizados en un huerto de Alquerías (Murcia) tras llevar desaparecidos dos semanas en mayo de 2013, y los dos individuos rumanos, Constantin Stan y Valentin Ion, limpiaron la 'casa colorá' de Molina de Segura a conciencia, además de que las antenas de telefonía los sitúan en el escenario del crimen y el huerto donde los enterraron.
Así lo han manifestado el inspector jefe del Grupo de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía y la secretaria que hizo la inspección ocular de la casa rural, el huerto y estuvo presente en las autopsias de los cuerpos de Ingrid Visser y Lodewijk Severin. En concreto, el inspector ha hecho estas declaraciones en la novena sesión de la vista oral que se celebra en la Ciudad de la Justicia de Murcia, y que se ha reanudado este jueves con el inicio de la testifical de los policías nacionales que instruyen el caso.
Los agentes han constatado los indicios existentes en la figura de Serafín de Alba, el propietario de la finca donde se encontraron los cuerpos y para el que la fiscal solicita tres años de prisión por un presunto delito de encubrimiento. Los repetidores de telefonía lo sitúan en el huerto junto a Juan Cuenca sobre las 14.00 horas del día 15, cuando él manifestó en su declaración que no acudió allí hasta pasadas las 15.30 horas.
Igualmente, les resultó llamativo el abundante flujo de llamadas telefónicas entre Cuenca y De Alba, más de 200 desde enero y durante cuatro meses y las 12 intervenidas en sólo dos días, el 14 y 15 de mayo, un día después de desaparecer la pareja.
Los policías han tirado por tierra también la existencia de Danko, la figura que introdujo la dueña de la 'casa colorá' y a la que los acusados se sumaron posteriormente, ya que han recordado que "en la investigación ninguna de las declaraciones hacía referencia a ello ni tampoco los flujos de llamadas" en los móviles de Cuenca, Stan e Ion intervenidos indicaron que se hablara de otra persona que no fueran ellos tres.
