El teniente de la Guardia Civil al mando del operativo de Policía Judicial que registró el pasado día 20 la Secretaría General de Hacienda de la Consejería de Economía de Cataluña ha remitido un atestado al Juzgado de Instrucción 3 de la Audiencia Nacional en el que detalla que la intendente de los Mossos d'Esquadra desatendió sus constantes alarmas para que enviara efectivos de apoyo ante la creciente violencia de los manifestantes que protestaban en la calle.
Así consta en el atestado, al que ha tenido acceso El Español, en el que el teniente narra las horas de tensión que vivió la comitiva judicial en la sede de Hacienda, después de que miles de independentistas cercaran la puerta para protestar por la actuación policial en contra de los preparativos del referéndum del 1 de octubre suspendido por el Tribunal Constitucional.
La comitiva judicial consiguió abandonar de madrugada la sede de la Generalitat en la Rambla, después de que los mossos despejaran la zona de manifestantes, que destrozaron varios coches oficiales de la Guardia Civil aparcados en la calle. En las más de 18 horas de cerco, los violentos rompieron los cristales de los vehículos, los pintaron y llenaron de desperdicios, por lo que fueron retirados en grúa.
LARGAS DE LOS MOSSOS
Desde las 9.14 hasta las 19.51 horas, los guardias civiles efectúan por escrito seis solicitudes de ayuda a los Mossos. La contestación es: "Se ha trasladado la solicitud realizada", sin más. "No parecen una masa violenta", auguró la intendente Teresa Laplana Cocera, responsable de los Mossos en el operativo de apoyo en la Secretaría de Hacienda, ante las reiteradas advertencias de la Guardia Civil.
El testimonio del teniente figura en el atestado remitido al Juzgado Central de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional, que ha abierto diligencias por un presunto delito de sedición tras la denuncia presentada por la Fiscalía.
PRIMERA PETICIÓN DE AYUDA, A LAS 8.45
La primera petición de ayuda la realizó el teniente a las 8.45 horas de la mañana del día 20, cuando el operativo policial, encabezado por la secretaria judicial del Juzgado de instrucción 13 de Barcelona, llevaba unos 45 minutos en la Secretaría de Hacienda de la Rambla. En ese momento eran unos cuarenta los manifestantes. Media hora después, el teniente mantuvo una reunión con la intendente.
"En esa entrevista le informé de que la concentración que se encontraba en la puerta del edificio había cortado el tráfico en sentido descendente de la calle Rambla, lo que conllevaba una afectación a la seguridad ciudadana, y se le requirió que al ser el cuerpo competente para la seguridad ciudadana movilizara a las unidades necesarias para alejar la concentración, haciendo un cordón de seguridad o cerco alrededor de los vehículos", declara el teniente.
La intendente, según el atestado, "respondió que no existía afectación a la seguridad ciudadana y tampoco preveía que la hubiera, ya que no parecía una masa violenta, por lo que no solicitaría movilización de estas unidades". A las 9.50 horas se le requiere para que aleje unos metros la concentración, a lo que contesta que "no puede y que su intención es mantener la situación". Fue en este momento donde el teniente cursa escrito por el conducto reglamentario pidiendo apoyo a los Mossos.
PROTECCIÓN DE COCHES
Es a las 10.45 horas cuando "aumenta el número de manifestantes con actitud agresiva, subiéndose a los coches oficiales estacionados y lanzando objetos no contundentes". Se pide a Laplana un cerco policial que proteja los vehículos de la Guardia Civil estacionados a las puertas del edificio, "primero para facilitar la entrada de tres detenidos a los registros de sus despachos y segundo porque en el interior de los vehículos había armas largas y si los manifestantes accedían a los vehículos podría incrementarse la amenaza de forma muy importante".
La intendente a las 12.30 horas "se limita a responder que está valorando cómo realizar una posible intervención". A las 14.30 horas "llega un responsable de la Brigada Móvil informando de que en el exterior se concentraban unas 10.000 personas". La reacción de la intendente fue trasladar "telefónicamente" a sus superiores la petición sobre seguridad que la Guardia Civil le llevaba planteando desde hacía cinco horas.
JORDI SÁNCHEZ EN EL EDIFICIO
Según el atestado del teniente, a las 22.00 horas los registros están a punto de concluir. A esa hora "accede al edificio el presidente de la ANC", Jordi Sánchez, que se entrevista con los mandos de los cuerpos desplegados en el operativo. La intendente le explica al responsable de esta organización independentista que "intentarían sacar en primer lugar a la comitiva judicial y más tarde a los agentes de la Guardia Civil, sin precisar plazo de tiempo".
"El presidente de la ANC dice", según el atestado, "que él puede organizar a la cada vez más numerosa concentración (unas 60.000 personas, informa el sr. Sánchez) y hacer un pasillo de unos 200 metros a través de la multitud para que pueda salir andando sólo la comitiva judicial y nunca el personal de Guardia Civil uniformado". A las 23.40 horas se oye como se "alienta por megafonía a los manifestantes para continuar la protesta".
A medianoche la intendente es relevada por un comisario de los Mossos "que es partidario de evacuar a la gente en este momento usando para ello una salida que atraviesa el edificio contiguo, ya que en ningún momento, debido a la agresividad de la concentración, podrían salir por la puerta principal ni evacuar los vehículos de la Guardia Civil que habían sido atacados".
EVACUACIÓN DE LA LETRADA
La letrada de Justicia del Juzgado de Instrucción número 13 de Barcelona es evacuada a través de un teatro contiguo al que se puede acceder por la segunda planta de la Consejería. "Aprovechando la finalización de una función, se la saca mezclada entre el público", señala el teniente.
La última petición de ayuda es contestada a las 20.35 horas. La Policía autonómica catalana participa que "se dará cumplimiento a la solicitud (de ayuda) cuando se pueda, siempre bajos los principios de congruencia, oportunidad y proporcionalidad". Son las mismas instrucciones a las que recurre el mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, para defender que este cuerpo no tiene como prioridad evitar el referéndum sino, según él, la convivencia y seguridad de los ciudadanos.
La madrugada del 20 al 21 la seguridad e integridad en peligro era la de los guardias civiles, según el relato del teniente: "Estuvimos sitiados, sin poder salir durante más de 18 horas (*) El ambiente en el exterior era muy tenso y hostil, tirando objetos e insultando constantemente a los guardias civiles (*) Hubo a las 3.00 horas una carga violenta de los manifestantes contra las puertas, parecía que la masa podía tirarlas abajo y acceder". Desde dentro, 15 guardias civiles y mossos hacían fuerzas para mantenerlas cerradas.