Cuatro exdirectivos de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) acusados en la causa del accidente de metro de València que costó la vida a 43 personas y provocó heridas a otras 47 han reconocido los hechos que se les atribuyen, según el acuerdo inicial alcanzado entre Fiscalía, la Asociación de Víctimas del Metro 3 de Julio (AVM3J) y defensas, que supone la retirada de la acusación a los otros cuatro encausados, entre ellos, la exgerente de FGV, Marisa Gracia.
De esta manera, se evita la celebración de juicio que estaba previsto que arrancase este lunes en la Audiencia de Valencia, casi 14 años después desde que ocurrió el sinietsro y tras una larga instrucción judicial que ha incluido tres archivos de la magistrada instructora y la orden de la Audiencia para reabrir el caso.
El acuerdo inicial, adelantado este viernes por Las Provincias, tendrá que ser ratificado el lunes en el comienzo de la vista. En total, en este procedimiento había ocho acusados. Los que asumirían su responsabilidad serían: el que fuera director de Operaciones, Manuel Sansano; el exresponsable de Auditoría para la Seguridad y Circulación, Juan José Gimeno; el ex director adjunto de Explotación, Vicente Contreras; y el ex director técnico, Francisco García. Todos ellos han aceptado una pena de 22 meses de prisión.
De esta forma, se retira la acusación a Marisa Gracia; el exjefe de Talleres de Valencia Sud, Luis Miguel Domingo Alepuz; el exjefe de la Línea 1, Sebastián Argente; y el exresponsable de estudios y proyectos, Francisco Orts.
La presidenta de la Asociación de Víctimas del Metro 3 de Julio (AVM3J), Rosa Garrote, se ha mostrado "contenta" con el acuerdo alcanzado: "Me quedo con que la dirección de la empresa ha reconocido que lo ha hecho mal". "Al final se hace justicia y la empresa reconoce que la culpa no fue del conductor, sino de las personas que deciden", ha agregado en declaraciones a Europa Press.
El siniestro ocurrió pasadas las 13.10 horas del 3 de julio de 2006 en la Línea 1 de Metrovalencia, en el tramo entre Plaza de España y Jesús, en una curva del trayecto en el que descarriló una de las dos unidades, la UTA 3736, que fue arrastrándose por las vías. Las lunas del convoy se desprendieron y los pasajeros salieron despedidos por los huecos abiertos.
Como consecuencia, fallecieron 43 personas, incluidos el maquinista y la interventora, y resultaron heridos 47 pasajeros, 38 con necesidad de tratamiento médico o quirúrgico. La velocidad en ese tramo no debía exceder de los 40 km/h, aunque el tren circulaba a 80, sin que el conductor activara el freno de emergencia en la unidad.