El "daño irreparable" que sufren las víctimas del accidente del tren Alvia y sus familiares y la "herida abierta" por el procedimiento judicial en curso, casi 10 años después de la tragedia, protagonizan este martes el arranque de sus declaraciones al comienzo de la fase que determinará la responsabilidad civil.
En declaraciones a los medios de comunicación antes del inicio de esta sesión, la primera tras el final de la acción penal del juicio, el representante de la asociación de perjudicados Apafas, Cristóbal González, ha afirmado que afronta con "desilusión, impaciencia, nerviosismo y desmotivación" esta jornada. "Después de nueve años, esto hace mucho daño", ha constatado.
Por eso, ha pedido "que acaben pronto, que no se demore más, porque no os podéis imaginar el daño que ocasiona todo esto". El proceso ante la justicia es, según ha advertido, "la única herida que queda abierta mientras esto permanezca todavía en curso".
"¿Habrá sentencia? Por supuesto. ¿Justicia? Lo dudo. Este daño es irreparable", ha insistido. Al respecto, ha denunciado que se trató de "un accidente que se pudo haber evitado y por la fatalidad de varios elementos, varios factores, se ha vivido una de las mayores tragedias que se puedan imaginar".
Las dos primeras en declarar, en calidad de testigos, han sido madre e hija, que, por videoconferencia, han relatado, la primera lo vivido al ir en el Alvia, y la segunda los instantes dramáticos hasta que pudo ver a su progenitora en el hospital al que había sido trasladada, con "muchísimas lesiones".
Ambas han testificado, a preguntas de su abogado, el que representa a Apafas, que la mujer mayor decidió ir en tren en lugar de en coche porque era "más rápido, más cómodo y más seguro".
"No hay dinero que pague el cambio de vida, no hay dinero que pague la impotencia que se siente cuando ves a una persona sentada en la que tú crees que es la mejor opción para que viaje (...) No hay dinero que te dé un poco de paz", ha subrayado la hija, hacia el final de las preguntas del letrado.
En ese momento, la jueza se ha secado las lágrimas con un pañuelo. "Es la primera y ya estoy llorando", ha señalado. El juzgado admitió las declaraciones de 522 testigos en esta fase del proceso y comparecerán una media de 15 al día.