Una investigación internacional ha analizado el uso que las aves realizan de distintos tipos de materiales humanos (como el plástico, las colillas o el papel) a la hora de construir sus nidos y ha puesto de manifiesto que esta práctica podría tener una función de señalización, y que las aves podrían usar estos materiales no naturales para alardear de su calidad reproductiva o de pareja.
Los residuos sólidos humanos son una de las características más identificativas de la actividad humana; se van acumulando sistemáticamente en el medio ambiente y son utilizados por distintos organismos, como es el caso de las aves, que pueden confundirlas con comida o utilizarlos para construir sus nidos. A pesar de este llamativo comportamiento aún se desconoce el porqué las aves lo realizan o incluso cuántas especies de aves usan estos materiales de origen antrópico.
Esta investigación internacional ha realizado una pormenorizada revisión de toda la información existente hasta el momento sobre el tema y ha identificado el uso de estos residuos humanos en más de 30.000 nidos de 176 especies de aves de todo el planeta.
Según Juan Diego Ibáñez Álamo, profesor del departamento de Zoología de la Universidad de Granada y coautor del estudio, "es sorprendente el gran número de especies que realizan este comportamiento. Y tal vez más sorprendente aún es que hemos encontrado evidencias del uso de plásticos y otros residuos por aves de prácticamente todos los continentes, también en localizaciones remotas supuestamente naturales y alejadas de la influencia humana".
PREFERENCIA POR EL PLÁSTICO
El estudio destaca la preferencia de las aves por el uso de plásticos, que corresponden con casi el 60 por ciento de los reportes de estos materiales en los nidos, aunque también usan telas, cuerdas, papeles, metales u otros materiales creados por el ser humano en menor proporción, como es el caso de las colillas de cigarrillo.
Las causas de este comportamiento que viene ya observándose durante los últimos dos siglos pueden ser varias. Los investigadores han evaluado cuatro posibles hipótesis que podrían explicar la incorporación de estos residuos en los nidos.
El profesor Ibáñez Álamo indica que las evidencias descartan un efecto de la experiencia previa en el uso de estos residuos o de su adaptación a nuevos hábitats, como las áreas urbanas, sin embargo, apoyan una función de señalización.
La investigación muestra evidencias de algunos beneficios para las aves que usan algunos de estos materiales en la construcción de sus nidos como puede ser la protección frente a parásitos o depredadores así como la señalización entre individuos. Sin embargo, también parecen imponer importantes consecuencias, como aumentar el riesgo de asfixia, enredamiento o incluso problemas de salud de los adultos y los pollitos en el nido. Todavía se desconoce si los efectos son principalmente positivos o negativos, probablemente dependan de la especie, dicen los investigadores.
El grupo de investigación AnimalEcoUrban de la Universidad de Granada se encuentra realizando estudios adicionales para intentar dar respuesta a ésta y otras preguntas similares para comprender mejor la compleja relación entre los humanos y la naturaleza.