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Huelva

Más del 36% de las plazas de Infantil 0 a 3 años se quedan sin cubrir en Huelva

Las escuelas infantiles inician este jueves un curso escolar marcado por la “incertidumbre” y la caída de demanda

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Más de 6.100 niños onubenses de entre 0 y 3 años protagonizarán este jueves el arranque del curso escolar 2022-2023 en las escuelas infantiles de la provincia. Sin embargo, las aulas no se llenarán del todo porque este año se han quedado sin cubrir más del 36 por ciento de las plazas ofertadas.

En concreto, de algo más de 9.600 plazas ofertadas en Huelva solo se han cubierto poco más de 6.100, lo que supone una ocupación del 63,5% y una media de vacantes alcanza el 36,5%, según los datos aportados a la Mesa de Infantil por la que pasa a denominarse Consejería de Desarrollo Educativo y Formación Profesional en esta nueva legislatura autonómica.

Ante este panorama, la Coordinadora de Escuelas Infantiles de Andalucía (CEIA) -que representa a más de 300 centros en la región- ha dado la voz de alarma, recordando la importancia de apostar por una etapa educativa que tiene un “un papel trascendental” tanto en el proceso educativo de los escolares como en la necesaria conciliación familiar.

Según ha segurado José Luis Vitorio, presidente de CEIA, la falta de demanda está haciendo “muy complicada la supervivencia de las escuelas infantiles” que están sufriendo “los efectos de la caída de la natalidad, el aumento incomprensible de las adhesiones, la pandemia y, como puntilla final, esta escalada insostenible de precios y del IPC”.

Pepa Gavino, directora de la Escuela Infantil Clarines y miembro de CEIA en Huelva, asegura que una palabra que define a la perfección el sentimiento que reina entre los responsables y trabajadores de estos centros es la “incertidumbre”. En la provincia de Huelva, explica, hay 150 centros privados adheridos al Programa de ayuda a las familias de la Junta de Andalucía, centros que tienen verdaderas dificultades para seguir abiertos porque la baja natalidad vacía cada vez más sus aulas.

La mayor parte de la red de escuelas infantiles, explica Gavino, está formada por centros adheridos. Tienen un peso imprescindible para garantizar la escolarización de los más pequeños pero, pese a ello, lamenta Gavino, tienen que bregar con una discriminación que les hace funcionar con un tercio de la financiación que recibe cada plaza de un centro público, una cantidad que, además, reciben con demora.

Gavino indica que otro de sus caballos de batalla es el decreto que sigue permitiendo “la apertura de forma indiscriminada” de nuevos centros adheridos a pesar de que la oferta está más que saturada. “Lo estamos pasando muy mal, nos vamos a comer unos a otros”, indica. Esta situación ha abocado al cierre a numerosos centros en la provincia en los últimos años.

Este nuevo curso, admite Gavino, el panorama se presenta más negro de lo habitual. “Tenemos costes aún más altos, suben los materiales, la luz, todo...”, explica la directora de Clarines, que lidera un equipo de 9 trabajadores y que tiene vacantes 44 de las 94 plazas que ofrece. “Es muy difícil resistir”, admite.

La llegada de los fondos europeos previstos, que debería ser un balón de oxígeno para estas escuelas tampoco les aporta tranquilidad. Desde CEI-A quieren que estos millones destinados a crear nuevas plazas gratuitas se empleen para fomentar la gratuidad de las ya existentes en la red de centros públicos y adheridos y no para crear nuevas plazas que les dejarían fuera de juego. “Vivimos con la incertidumbre de si se van a llevar a nuestros niños a otros colegios”, confiesa Gavino.

Más de 6.100 niños onubenses de entre 0 y 3 años protagonizarán este jueves el arranque del curso escolar 2022-2023 en las escuelas infantiles de la provincia. Sin embargo, las aulas no se llenarán del todo porque este año se han quedado sin cubrir más del 36 por ciento de las plazas ofertadas.

En concreto, de algo más de 9.600 plazas ofertadas en Huelva solo se han cubierto poco más de 6.100, lo que supone una ocupación del 63,5% y una media de vacantes alcanza el 36,5%, según los datos aportados a la Mesa de Infantil por la que pasa a denominarse Consejería de Desarrollo Educativo y Formación Profesional en esta nueva legislatura autonómica.

Ante este panorama, la Coordinadora de Escuelas Infantiles de Andalucía (CEIA) -que representa a más de 300 centros en la región- ha dado la voz de alarma, recordando la importancia de apostar por una etapa educativa que tiene un “un papel trascendental” tanto en el proceso educativo de los escolares como en la necesaria conciliación familiar.

Según ha segurado José Luis Vitorio, presidente de CEIA, la falta de demanda está haciendo “muy complicada la supervivencia de las escuelas infantiles” que están sufriendo “los efectos de la caída de la natalidad, el aumento incomprensible de las adhesiones, la pandemia y, como puntilla final, esta escalada insostenible de precios y del IPC”.

Pepa Gavino, directora de la Escuela Infantil Clarines y miembro de CEIA en Huelva, asegura que una palabra que define a la perfección el sentimiento que reina entre los responsables y trabajadores de estos centros es la “incertidumbre”. En la provincia de Huelva, explica, hay 150 centros privados adheridos al Programa de ayuda a las familias de la Junta de Andalucía, centros que tienen verdaderas dificultades para seguir abiertos porque la baja natalidad vacía cada vez más sus aulas.

La mayor parte de la red de escuelas infantiles, explica Gavino, está formada por centros adheridos. Tienen un peso imprescindible para garantizar la escolarización de los más pequeños pero, pese a ello, lamenta Gavino, tienen que bregar con una discriminación que les hace funcionar con un tercio de la financiación que recibe cada plaza de un centro público, una cantidad que, además, reciben con demora.

Gavino indica que otro de sus caballos de batalla es el decreto que sigue permitiendo “la apertura de forma indiscriminada” de nuevos centros adheridos a pesar de que la oferta está más que saturada. “Lo estamos pasando muy mal, nos vamos a comer unos a otros”, indica. Esta situación ha abocado al cierre a numerosos centros en la provincia en los últimos años.

Este nuevo curso, admite Gavino, el panorama se presenta más negro de lo habitual. “Tenemos costes aún más altos, suben los materiales, la luz, todo...”, explica la directora de Clarines, que lidera un equipo de 9 trabajadores y que tiene vacantes 44 de las 94 plazas que ofrece. “Es muy difícil resistir”, admite.

La llegada de los fondos europeos previstos, que debería ser un balón de oxígeno para estas escuelas tampoco les aporta tranquilidad. Desde CEI-A quieren que estos millones destinados a crear nuevas plazas gratuitas se empleen para fomentar la gratuidad de las ya existentes en la red de centros públicos y adheridos y no para crear nuevas plazas que les dejarían fuera de juego. “Vivimos con la incertidumbre de si se van a llevar a nuestros niños a otros colegios”, confiesa Gavino.

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