Sus ojos, ya algo cansados, han visto pasar la historia reciente de la medicina onubense. No en vano, ha sido durante más de 60 años el acorde constante del Colegio Oficial de Médicos de Huelva. Son muchos los que han pasado una etapa de su vida en este órgano, pero él siempre ha permanecido allí, desde los 14 años hasta hace apenas un año, cuando decidió que llegaba la hora de disfrutar del descanso del guerrero.
Manuel Olmedo Pérez (Huelva, 1936) tiene 78 años, y 64 los ha dedicado al Colegio. Ahora, recoge los frutos de tanto trabajo, pues el Ministerio de Empleo y Seguridad Social le ha concedido la Medalla al Mérito en el Trabajo en su categoría de Plata.
En su dilatada carrera profesional ha desarrollado de forma ejemplar distintos cargos en la vida del Colegio. Así, relata a Viva Huelva que “en 195o entré de botones, después de ordenanza, y tras el servicio militar y mi reincorporación, pasé a auxiliar administrativo, después a oficial primero, jefe de negociado, y por último ocupé el cargo de oficial mayor”.
Toda una vida dedicada en cuerpo y alma a un trabajo que ahora le reconocen y que él vive con gran agradecimiento pero también con mucha humildad. “Es un reconocimiento, pero que hago extensivo a todo el personal del Colegio, porque he sido uno más allí”.
De hecho, nuevamente con la sencillez que le caracteriza, reconoce que, al no poder estudiar, el Colegio de Médicos ha sido su universidad. “Allí he aprendido de todo el mundo”.
Donde también aprendió mucho, según cuenta, fue en su breve etapa como administrador del Hospital Alonso Vega (ahora Vázquez Díaz), cargo que ocupó desde 1987 hasta 1990, cuando solicitó la excedencia voluntaria, precisamente porque “el trabajo durante este tiempo fue agotador”, aunque reconoce que “aprendí mucho del trato con el personal”. Y es que durante esa etapa, que compaginabacon su labor en el Colegio, donde ha visto pasar generaciones de médicos onubenses, Olmedo vivió mil y una aventuras: una huelga de enfermos, cocineros aficionados al vino, robos en la despensa...
Pero es que 64 años de trabajo dan para mucho, incluso para compaginarlo con su otra gran pasión, el fútbol, pues durante más de diez años de su juventud fue jugador del San Roque de Lepe.
Ahora toca recoger los frutos del trabajo. El Colegio de Médicos ya le nombró colegiado de honor, y el Consejo Andaluz de Médicos le entregó una placa en agradecimiento por su colaboración, al igual que la Asociación de Radiólogos del Sur lo nombró miembro de honor. Y el broche final a tantos años de trabajo es la Medalla al Mérito al Trabajo.