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Jaén

Los Estudiantes bañan de emoción las calles del barrio de la Merced

La Tuna Universitaria volvió a regalar unos de los momentos más especiales al recibir con cánticos a la Virgen de las Lágrimas

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El Cristo de las Misericordias en la plaza de la Merced.

La emoción se podía palpar en el ambiente de la plaza de la Merced mucho antes de que la parroquia abriese sus puertas para que la Hermandad de los Estudiantes comenzase su estación de penitencia. Una emoción compartida por costaleros que se abrazaron antes de meterse bajo el paso, familias enteras que se fotografiaron demostrando una devoción al Cristo de las Misericordias o a la Virgen de la Lágrimas capaz de traspasar generaciones o el semblante solemne de decenas de mantillas preparadas para un cortejo que fue recibido un respetuoso silencio sólo roto por una ovación cerrada que terminó de erizar las pieles de los menos sensibles. Horas antes de que la procesión saliese a la calle, en el corazón de la Merced ya no cabía un alma.

La ganas de ver la imagen del Santísimo Cristo de las Misericordias estallaron en batir de palmas que acompañó al sonido de la Banda de la Expiración de Jaén capital. Así, esta talla del siglo XVI y autor anónimo, puso rumbo al centro de la ciudad y a la carrera oficial arropado por miles de jiennenses que se echaron a las calles aprovechando que la meteorología acompañó. Todos ellos contemplaron un año más las singulares levantás’ de este paso que se alza al cielo a pulso, sin movimientos bruscos, acabando la maniobra sin que muchos de los espectadores pudieran percatarse de ella de no ser por los golpes del llamador.

Pero sin duda el momento más emocionante de esta estación de penitencia (y para muchos el de toda la Semana Santa capitalina) se vivió una vez más cuando la Tuna Universitaria, abandonando de espaldas de la iglesia de la Merced comenzó a cantarle a la Virgen de las Lágrimas, con muchos de sus componentes sin poder contenerlas.

Hubo una dedicatoria muy especial para Juan Carlos García ‘Frankie’  un miembro de la tuna fallecido recientemente y por quien sus compañeros cantaron a pleno pulmón mientras el palio enfilaba la Merced Alta. Las banderolas, las decenas de guitarras, el sonido de la pandereta y las voces envueltas por un sentimiento sobrecogedor hacen de esta estampa una imperdible para los amantes de la Semana Santa.

Tomó el relevo musical la Banda Pedro Morales de Lopera cuando se retiró la Tuna entre abrazos y muestras de cariño por parte de los numerosos devotos que aplaudieron cada una de sus canciones aromadas por el incienso entre los callejones.

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