Lo de Paco Cepero es digno de estudio. El jerezano sigue demostrando estar en plena forma cuando supera ya los ochenta años y más de sesenta encima de los escenarios. En el último mes ha recibido varios homenajes, sumándose a los que ya goza como la Medalla al Mérito a las Bellas Artes (2003)  la Medalla de Andalucía (2017) o Hijo Predilecto de la ciudad de Jerez (2019), por citar a alguno de tantos.

El pasado sábado 12 de noviembre viajó hasta Úbeda para recoger el aplauso de todos los aficionados que llenaron el salón de actos del antiguo Hospital de Santiago, acto organizado por la Asociación Cultural Flamenca de Úbeda. Allí realizó, una vez recogido el galardón previsto, un recital en el que exprimió su faceta como guitarrista de acompañamiento. Es una de sus mejores versiones, así lo dicen numerosos reputados críticos, subrayando esos inicios de Camarón. No hay que olvidar que cuando los silencios de Cepero se hacían dueños de la atmósfera, en el público corría como la pólvora un ritmo que provocaba el éxtasis con sus correspondientes palmas y jaleos al acabar.

El maestro acompañó a uno de sus discípulos, el cantaor Rancapino Chico. El joven chiclanero puede ser un pupilo del jerezano y eso que no toca la guitarra de forma profesional, pero sí que ha bebido tanto de esa fuente sonora que finalmente ha visto su discurso marcado fuertemente por ese soniquete ceperiano.

Ambos realizaron un amplio concierto cuyo repertorio caminó por los estilos de alegrías, soleá, tangos, bulerías, zambras o fandangos. Numerosas letras de las que Alonsito interpretó llevan la firma de Paco, que desde hace décadas es uno más en esa casa gracias al vínculo con su padre Rancapino. Se agotaron las localidades y fue una noche memorable, sin entrar en cómo el artista se expresó en el viaje en coche hasta la ciudad patrimonial y vuelta a Jerez con unas anécdotas que pocos pueden contar y que quien escribe estas líneas pudo escuchar al ser el presentador del mismo acto y acompañante de viaje.

Una semana antes Paco estuvo en las bodegas Williams & Humbert ofreciendo un concierto, esta vez en su perfil concertista, con el fin de obtener beneficios para el Hogar San Juan. Su generosidad quedó una vez más de manifiesto al prestarse a tan digna causa en la tarde noche de un domingo en la que, además, contó con su grupo habitual compuesto por Miguel Salado, Paco León, Carlos Merino, Sophia Quarenghi y la joven Lucía Aliaño, que cantó como los ángeles.

Otra de las grandes citas a las que ha tenido que acudir Cepero este mes de noviembre ha sido la entrega de los Premios Internacionales de la Escuela de Flamenco de Andalucía (EFA), coincidiendo con el 16N, Día del Flamenco. Se emocionó sobremanera al recibir tan digno y prestigioso galardón de manos de Ana Rencoret, viuda de su compañero de siempre Manolo Sanlúcar. En la ciudad que vio nacer al creador de Tauromagia se celebró la gala en la que otros nombres del flamenco fueron premiados como Mayte Martín, Dorantes, Javier Latorre, la Peña La Platería, José Luis Ortiz Nuevo y el portal web Expoflamenco. A Paco se le vio especialmente sensible y agradecido.

Y para acabar el mes, el Teatro Falla. El teatro gaditano recibirá la visita de Paco para darle nuevamente una vuelta de tuerca a su obra musical. El compositor de más de 800 canciones y la tacita de plata han mantenido siempre una estrecha relación, destacando esa publicación titulada Suite Gades, disco publicado en 2012 como conmemoración del bicentenario de la primera Constitución española. También fue uno de los escenarios que celebró las seis décadas del artista sobre la escena, en 2018, sumándole sus vivencias con nombres del flamenco gaditano como Juanito Villar o La Perla de Cádiz.

El viernes 25 estará nuevamente y de una forma muy especial, dentro de la XX edición del Festival de Música Española de Cádiz Manuel de Falla, pues contará con la colaboración de El Barrio, uno de los artistas españoles más taquilleros de la historia y que difícilmente se presta a actos como el que se celebrará en Cádiz. ¿Lo que no pueda el maestro Cepero? Es lo que tiene sembrar durante tantos años.