Curro Malena (Curro Carrasco Carrasco, Lebrija 1945) sigue siendo un maestro del cante flamenco, del cante gitano. Y sigue ocupando ese lugar porque está vivo aunque hace años que no hace uso de su garganta para estremecer como lo hacía. Padece una enfermedad que ha ido retirándolo cada vez más de los escenarios y, hoy día, no sale de la cama. A pesar de ello, según confirma su propia familia, “es consciente de todo” por lo que el Ayuntamiento de su pueblo de Lebrija, en sesión plenaria celebrada el pasado 9 de marzo, ha solicitado a administraciones superiores, de ámbito provincial y nacional, la concesión de la Medalla de Oro de Sevilla, la Medalla en el Trabajo y la del Mérito de las Bellas Artes.
El cantaor fue durante la época de los 70, 80 y 90 uno de los artistas más solicitados en festivales y peñas, con una clara defensa al flamenco más canónico, esto es, el que se entiende como ortodoxo por el que tanto hizo Antonio Mairena, quien lo apadrinó en sus comienzos. Es por ello que Lebrija, que nombró en 2011 a Curro Hijo Predilecto, justifica esta petición, o más concretamente la del Mérito de las Bellas Artes, “por su labor investigadora y creadora de los estilos flamencos, en consonancia con sus raíces lebrijanas. Por la conservación de las formas más ortodoxas del cante flamenco, heredero de una larga saga de cantaores y cantaoras y guardián de las esencias del más puro flamenco, declarado patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco. Por el trabajo de difusión de la cultura flamenca a través de sus cantes, a lo largo de todo el mundo, a lo largo de 40 años de trabajo continuado llevando por bandera su tierra natal, Lebrija”.
Hay que destacar que Curro es uno de los grandes patriarcas vivos que le quedan al cante de la Baja Andalucía, extendiendo su legado por numerosos sucesores de la familia Malena y otros tantos que beben de la inagotable fuente de su conocimiento.
Destaca la petición que merece la del Mérito del Trabajo “por su labor difusora y de promoción de la tradición flamenca andaluza, sevillana y lebrijana durante más de 40 años de trabajo continuado, aún en condiciones no favorables para el desarrollo de su trabajo. Por el trabajo de desarrollo de nuevas formas de cante, siempre de la mano de las raíces inculcadas a través de generaciones que han dado lugar a una larga saga de cantaores y cantaoras de las que Curro Malena es el último gran exponente. Por su labor de promoción de nuevos talentos que a lo largo de su vida ha enseñado y promocionado a través de tablaos, festivales y concursos. Por la pureza de su cante, en sus formas ortodoxas, y la brillantez de sus creaciones, que le han valido innumerables premios y reconocimientos a lo largo de su carrera artística”
Por último, al referirse este escrito a la Medalla de Oro que otorga la Diputación de Sevilla, que éste quien escribe considera que quizá sea la más cercana en llegar o la que posiblemente llegue dada la dificultad de las dos restantes dependientes de ministerios, recalca que Curro es merecedor de la misma “por su continuada labor a lo largo de 40 años de promoción de los cantes autóctonos de Lebrija, infundiéndoles un estilo propio. Por su labor de promoción de la tradición flamenca andaluza a nivel internacional, haciendo especial hincapié en sus raíces en la provincia de Sevilla, como origen y desarrollo del flamenco”.
Desde este espacio flamenco de Publicaciones del Sur, nos sumamos a todo cuanto pueda servir de reconocimiento público a Curro Malena, por su dedicación y personalidad a la hora de ejecutar los cantes matrices como la soleá, la seguiriya, los romances o la Bulería.