Atodos los cristianos, Feliz Navidad. Porque a los agnósticos no hay necesidad de felicitarlos. La Navidad es la conmemoración del Niño Dios y el que no crea en Dios lo mejor que puede hacer es pasar de puntillas por estas fiestas religiosas que, al final y lamentablemente, hemos terminado convirtiendo en unas fechas donde el consumismo toma carta de naturaleza y, por eso, el materialismo asoma y de qué manera en unos días en los que algunos echarán de menos esa paga extraordinaria que todavía cobraban, que hay cientos de miles españoles que hace años ya no la percibían o no la percibíamos; otros recordarán a los que estuvieron y ya no están; otros comerán el pavo, que todavía se come afortunadamente, con la amenaza del despido en su empresa tañendo su mente y algunos más lo harán pendientes de la carta amenazadora del banco porque la hipoteca no la paga ni tienen posibilidades de pagarla. Algunos otros chocarán la copa de jerez pensando en que el año que llegará dentro de unos días será mejor y, al final, encontrarán ese puesto de trabajo que desde hace años vienen ansiando.
Otros, incluso, pasarán la Nochebuena trabajando y pensando en los recortes que se anuncian en la Sanidad, en algunas comunidades ya son recortes efectivos, o en determinados servicios básicos e, incluso, los habrá que hagan cuentas sobre las nuevas tasas judiciales o atisbando planes de no sé qué futuro para el nuevo año que, dicen, tampoco va a ser el de la salida de esta maldita crisis que tanto está azotando a Jerez y a los jerezanos.
Con casi 36 mil parados para cerrar el año, con algunas empresas que abren y muchas empresas que se cierran, con muchas cuitas aún pendientes en la Casa Consistorial, sobre todo con la venta de Ajemsa que puede marcar un antes y un después en la vida laboral de muchos de los trabajadores de las empresas municipales, Jerez acaba un año que, en general, ha sido pésimo, o peor que pésimo...Pero, a pesar de todo, Feliz Navidad a todos los que sienten estas fiestas como un camino de reencuentro familiar, de amistad verdadera, de solidaridad cierta y de creer que Dios viene a este mundo.
