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Las lluvias calman la sed del campo y la ganadería

Todos los cultivos se están viendo favorecidos por el agua

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  • El pantano de Guadalcacín. -

Las precipitaciones que se vienen registrando en la provincia en estos últimos días tienen como principales beneficiarios a la agricultura y la ganadería, unos sectores de la actividad económica que venía padeciendo los estragos de la falta de lluvias y que ahora al fin empiezan a levantar la cabeza.

El secretario provincial de COAG, Miguel Pérez, aseguró ayer que las lluvias están sentando “muy bien” al campo, entre otras cosas porque además del volumen de agua que está cayendo, las precipitaciones se están intercalando con periodos de viento que sirven para que la tierra descanse y absorba esas lluvias.

En contra de lo que está ocurriendo en los núcleos urbanos, el viento no está provocando daños de consideración en el campo. “Los daños son menores o puntuales. Se han registrado incidencias en algunos invernaderos de la Costa Noroeste, en voladizos de algunas instalaciones ganaderas o en alguna nave, pero poco más, y por supuesto poca cosa en la relación a lo que cabía esperar”, explicó Miguel Pérez.

Las lluvias van a favorecer a la práctica totalidad de los cultivos, si bien han llegado justo a tiempo para salvar los cereales, “que estaban ya en una situación crítica”.

Además, estas precipitaciones vienen bien al girasol que ya está sembrado e incluso de cara a la preparación de las tierras para cultivos como el algodón. “Estas lluvias han venido bien para todos los cultivos, también para la remolacha y para cultivos leñosos como el olivar o el viñedo. En el caso del viñedo, es una reserva para la floración”, añadió el secretario provincial de COAG.

En el caso de la ganadería las lluvias van a contribuir al crecimiento de los pastos, lo que supone un notable ahorro para un sector que lleva “mucho tiempo” invirtiendo recursos para alimentar al ganado.

Agricultores y ganaderos estaban ya “un poco asustados” porque se había entrado “en un periodo serio de sequía”, y ahora parece haberse cambiado “la dinámica”, hasta el punto de que se han puesto a salvo cultivos con los que ya casi no se contaba.

El sector sigue no obstante esperando nuevas precipitaciones, siempre partiendo de la base de que “la llave del campo la tiene la primavera”. “Esperemos que cuando pase el temporal haya un descanso para continuar con las labores de campo y que al inicio de la primavera tengamos otra vez agua”, apostilló Miguel Pérez.

El aumento de los niveles de agua embalsada también es por último otra buena noticia para el sector, sobre el que ya se cernía la amenaza de un decreto de sequía que podría traducirse en una reducción de las cuotas de riego. Una de las buenas noticias a este respecto es que está lloviendo con intensidad en la cabecera de las cuencas, lo que favorecerá que el agua acabe finalmente en los embalses.

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