El joven pianista jerezano José Miguel Román no conoce límites . Pese a su corta edad, ya se encuentra inmerso en el XXII Festival Amazonas de Ópera, uno de los más importantes de Latinoamérica. También ha acompañado a las teclas a diferentes artistas , como Plácido Domingo o Ismael Jordi. Afirma que aún le queda mucho por aprender.
¿Cómo comenzó tu incursión en el mundo de la música?
—Siempre cuento una anécdota muy graciosa. Cuando yo era pequeño, según me cuenta mi madre, entre una de las series de televisión que veía había una llamada La banda de Mozart, entonces yo cogía las típicas pajitas de beber y me ponía a dirigir los playmobil, actionman y todos los juguetes que tenía mientras sonaban las distintas sintonías de la serie…digamos que ese fue mi primer contacto con la música. En cuanto a mi carrera, mi primera experiencia profesional tuvo lugar como Maestro repetidor de ópera - pianista que toca la parte de la orquesta con los cantantes durante todos los ensayos previos a que llegue la propia orquesta- del Teatro Villamarta hace justamente cinco años, mientras finalizada mis estudios en el Conservatorio Superior de Música de Sevilla y perfeccionaba el acompañamiento en la Academia de estudios orquestales Barenboim-Said.
Pese a la corta edad, ya cuentas con un largo recorrido y te has adentrado en grandes plazas, ¿Qué dificultades te has encontrado por el camino?
—¡Guau,pregunta comprometid! En mi caso noto que en esta profesión los contactos son tremendamente importantes para el correcto desarrollo de la misma, es por ello que el principal problema sería que el mundo de la música clásica, en especial el de la ópera, es un entorno sumamente cerrado, con pocas posibilidades de encontrar oportunidades. A día de hoy me atrevo a decir que todo lo que he hecho ha sido resultado de trabajo y sacrificio
¿Piensas que Jerez es una ciudad que brinda oportunidades a jóvenes artistas?
— Yo tan sólo puedo hablar de mi apartado que es la música clásica. Puedo decir que en mi caso sí he encontrado tres oportunidades destacables, como es acompañar al coro del Teatro, ser repetidor de las distintas producciones de óperas, y otra gran oportunidad, la cual siempre agradeceré enormemente a Isamay Benavente, directora del TeatroVillamarta, fue la de dirigir la ópera El Diluvio de Noé el año pasado y así debutar como director de ópera en Jerez.
¿Cuál ha sido el teatro o auditorio en el que más te has emocionado?
—Un teatro que me marcó bastante fue el Teatro Mohamed V de Rabat, tenía 14 años cuando fui allí con el Joven Coro de Andalucía, y el concierto fue espectacular, aparte de por la edad que tenía, también por compartir la experiencia con tantos compañeros de distintas nacionalidades, el propio teatro…realmente emocionante. Sin lugar a dudas, el Teatro Villamarta tiene que aparecer en esta lista. Debo decir que disfruto cada ópera que hago, nunca olvidaré El diluvio de Noé , ni las producciones que hicimos de Otello y Tosca, aún así uno de los momentos que remarcaría sería el recital que di acompañando a Ismael Jordi en el Teatro.
Otro sitio que jamás podré borrar de la memoria es el escenario del Starlite Festival de Marbella, tocar allí y encima que sea con Plácido Domingo… ¡esa experiencia no tiene nombre!
Si tu vida fuera una ópera, ¿Cuál sería?
—¡Madre mía! Casi todas las óperas acaban en drama, espero que la mía no…Eligiría The telephone de Menotti, invito a todos los que lean estas líneas a verla y escucharla, una ópera divertidísima y realmente vigente a día de hoy, se l e podría cambiar el nombre a Instagram o Facebook y quedaría como anillo al dedo.
¿Cuál ha sido la pieza más compleja que has tenido que ejecutar?
—Una sería precisamente Alma de Claudio Santoro, su escritura es bastante densa y al ser en portugués, es un hándicap añadido. También Las bodas de Fígaro de Mozart por el gran grado de control de la técnica pianística que exige para recrear todo el resultado que esta ópera tiene en su versión orquestal.
Actualmente te encuentras inmerso en uno de los festivales más célebres de ópera de todo Latinoamérica, el XXII Festival Amazonas de Ópera, ¿cómo llegas a participar en él?
—Todavía no me ha dado tiempo ni de digerirlo, me avisaron hace menos de un mes. Recibí un mensaje del director artístico del Festival, con quien coincidí en el Teatro Villamarta hace un año en la ópera Fausto, me comentó que necesitaba un pianista y claro, a mi siempre me motivan todos los retos que me proponen y este era uno grandísimo: preparar cuatro óperas en apenas diez días. Una de ellas ya la había hecho antes, pero las tres restantes, Ernani, María Stuarda y Alma de Claudio Santoro eran un reto que me apetecía aceptar, y como no se decir que no… ¡aquí estoy en mitad de la selva!
Cerrarás la temporada con la preparación como Maestro repetidor de Madame Butterfly en el Villamarta, ¿Qué otros proyectos tienes próximamente?
—Tras Butterfly en Villamarta, apenas un mes después, voy con la Joven Orquesta de Xerez a Viena, a un Festival de Jóvenes Orquestas. Tengo muchas ganas de que llegue para poder trabajar con los chicos y también por el propio sitio, uno de los conciertos que se ofrecerá es en el Musikverein, y eso son palabras mayores. Ya para la próxima temporada, en Octubre vuelvo al Teatro Cervantes de Málaga a hacer otro título de ópera (al no estar todavía anunciado, no lo puedo comentar) junto a Manuel Hernández-Silva, con él siempre tengo buenas sensaciones a la hora de trabajar y además, sabiendo que a él el repertorio centro europeo se le da muy bien, más ganas tengo de que llegue.
¿Qué sueños te quedan por cumplir?
—Poder actuar como director o pianista repetidor en los grandes teatros del mundo y compartir dicha experiencia con mi familia. Tengo mucha afinidad con el repertorio español, en especial la zarzuela, por lo que el poder hacer alguna producción en el propio Teatro de la Zarzuela está en mi lista de cosas por cumplir. A parte, algo que me encantaría es volver al Joven Coro de Andalucía y a la Orquesta Joven de Andalucía como colaborador, ya que gran parte de lo que soy se lo debo a los años que he pasado allí y devolver lo aprendido a las futuras generaciones me haría sentirme realmente realizado.
