“No sabía que la foto había dado la vuelta al mundo. No tenía una percepción real de lo que era esto porque llevo desde el lunes metido en el agua completamente. Y el martes el tiempo que tuve libre fue para dormir y comer. Anoche (por el martes) miré el teléfono un poco, pero no tenía cuerpo”. Quien en hace estas declaraciones en una conexión con
El Programa de Ana Rosa, es uno de los hombres más buscados del día en todo el país: se trata del guardia civil jerezano Juan Francisco Valle Ramírez, a quien todos conocen como Juanfran, y uno de los protagonistas de la imagen de la grave crisis migratoria vivida en Ceuta, al ser captado por sus propios compañeros de la Guardia Civil rescatando a un bebé de pocos meses de vida. La instantánea que subieron a Twitter se viralizó a las pocas horas con una repercusión que casi ha desbordado a este jerezano de 41 años destinado en Ceuta, que pertenece al Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil.
Juanfran era uno de los héroes del día y este miércoles explicaba cómo vivió esta intervención y otras tantas en las 48 horas que prácticamente ha pasado dentro de su traje de neopreno para salvar la vida a los migrantes que cruzaron a nado la frontera saltando desde el espigón del Tarajal. “En el primer momento no tenía constancia realmente de lo pequeña que era esa criaturita. Mi compañero Braulio y yo fuimos rápidamente a por la madre, le vimos en el agua con una especie de flotador de juguete. Creíamos que era una mochililla con ropa, pero cuando le vimos la cabecita doblada, supimos que era un bebé y nos fuimos rápidamente directos hacia ella. Recogí al bebé y mi compañero se encargó de auxiliar a la madre. Lo único que hice fue aletear todo lo rápido que podía con el bebé fuera para que no siguiera en contacto con el agua y dirigirme a tierra lo antes posible”.
En esos momentos, como explicaba, ni siquiera estaba seguro de que el pequeño estuviera con vida. Su mayor preocupación era sacarlo lo más rápidamente posible y que no tuviera contacto con el agua.
“Realmente cuando lo cogí no sabía seguro si estaba vivo todavía. El cuello se le doblaba, no sabía nada. Lo único que vi es que tenía mal color de piel y estaba frío. Lo que hice fue aislarlo del agua todo lo que pude y aletear hacia un puesto donde estaba un cuerpo donde me estaba esperando la Cruz Roja para que se hicieran cargo del pequeño. “Por desgracia”, como dijo, “no fue el único pequeño que rescatamos”.
Agarrados a trozos de corcho
De hecho, Juanfran no es capaz de dar una cifra. “Solo sé que mis compañeros y yo estuvimos todo el día sacando niños y bebés. No fue el único bebé que saqué; yo personalmente tuve a más de uno en mis brazos y mis compañeros me consta que también”.
Cuando hacía estas declaraciones al mediodía apenas hacía una hora que había vuelto del mar. Ni siquiera había podido recopilar más información sobre el estado de salud del pequeño ni sabía con certeza si estaba con su madre. Lo que sí tenía claro es que “nunca” desde que está destinado en Ceuta había visto llegar tantos niños y adultos “de esa forma” y poniendo su vida en riesgo.
“Ceuta es muy peculiar, tiene muchas corrientes y zonas profundas, pierdes pie en seguida. Son playas que a pocos metros de la orilla ya no haces pie y si no sabes nadar y no sabes moverte bien, puede ser fatal todo”, señalaba para referirse al paso por mar de Marruecos hasta pisar territorio español.
“Las personas que tuvimos que auxiliar -algunas agarradas a un flotador de juguete, trozos de corcho, botellas de plástico o lo que fuera- no hubiesen llegado nunca y hablamos a lo mejor de pocos metros, pero no hubiesen sido capaz de avanzar ni un metro entre la corriente, el mar estaba entrando de poniente. Era un poco complicado para ellos”, detallaba.